Fui a Humbertos en domingo. No sé en qué estaba pensando. El reloj apenas marca la una con treinta y la lista de espera es de, por lo menos, 40 minutos. “Únicamente se asignará la mesa cuando estén completos los comensales”, canta de forma muy directa un letrero: una de las grandes quejas que escuché sobre el lugar. Un segundo rótulo anuncia que no aceptan tarjetas. Aquí es cuando la espera puede optimizarse acudiendo al ATM más cercano.

Veinticinco minutos después, hacemos el recorrido triunfal hacia la mesa. El aroma a lima y a vinagre se comienza a apoderar de mi olfato. Memoricé la carta con antelación para ordenar en cuanto me sentara, pero un vistazo a los platos de a lado me hizo vacilar.

Dato importante para no verse novato: las mujeres vestidas de negro toman la orden, y los hombres ataviados de blanco con corbata negra, sirven. Los precios invitan a pedir la mitad del menú, pero el estómago no alcanza. Una mujer de cabello azul y rostro apurado nos atiende. “Una orden de picaditas de tuétano , una de salbutes de relleno negro , una sopa de lima , unos frijoles con puerco y un poc chuc ”. ¿Demasiada comida yucateca? No.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compartida de vioverdu (@vioverdu) el

Primero llegaron las picaditas. Su fama les precede, pero al primer bocado solo siento como escurre la grasa proveniente de la masa y el sabor del tuétano se desvanece. La textura de la picadita le gana a la médula, así que opto por echarle salsa y, de un bocado, pasar al siguiente plato: la sopa de lima . Aquí no escatiman en ingredientes, su sabor es intenso y delicioso. Le siguen los salbutes de relleno negro. El contraste de colores creado por el amarillento huevo cocido espolvoreado incita a contemplarlos por un segundo. La primera mordida siempre va desnuda para comprobar su sabor, pero éste es juguetón y se esconde en la masa. Así que me robo al protagonista con una cuchara y le agrego una cantidad indecente de salsa de habanero y contrarresto el picante con un sorbo de agua de horchata.

La experiencia continua con el poc chuc , que llega acompañado de una enchilada cubierta por una acidita salsa verde, crema, queso, y está custodiado por frijoles caldosos. La delgada carne de cerdo está perfectamente sazonada y la enchilada no le va mal, pero para resaltar su origen, un poco de cebolla morada y una segunda salsa de habanero crean magia. El corredor de las tías de Kaua en Yucatán lo aprobaría (se vale googlearlo).

La comida sobrepasa mis expectativas y aún falta un plato: frijol con puerco. Esta maravilla de la cocina yucateca solo se elabora de viernes a domingo en la cocina de Humbertos. Su intenso sabor a epazote me evoca casa de la abuela y la carne prácticamente se desprende con solo tocarla. Rábano, cebolla, cilantro y aguacate se incorporan para darle más sabor. Sin miedo a la agruras, le agrego un poco de salsa de habanero. De postre, un típico flan de vainilla con caramelo de textura firme y sabrosa, que desaparece rápido del plato.

Los Humbertos es escapada a Yucatán.

Sus sabores transportan a los hogares y los mercados y su costo invita a atrincherarse pacíficamente cada que el antojo lo demande.

Humbertos

Dirección: Patricio Sanz 1440, col. Del Valle.

Tel: 5559 8760

Horario: jue-lun 13:00-18:00 hrs.

Promedio: $200 pesos

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses