El clamor de ayuda se extiende por toda la llamada costa azul
Las familias agotan de a poco los suministros que han quedado tras la devastación y la ayuda humanitaria internacional apenas si se percibe en una región donde es casi imposible que los camiones abastecedores circulen por caminos destruidos.
Redacción
Hace falta hilo para tejer sus redes, las lanchas quedaron destrozadas y lo poco que pueden pescar se descompone porque el huracán les arrancó todas sus pertenencias y, por si fuera poco , ha dejado sin electricidad al 90% de la población.
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Incluso en esta zona pesquera que hasta hace dos semanas tenia una producción importante, los pobladores no pueden trabajar.
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Wislande, aprendió el oficio de pescador desde niño. Su padre, Belfort Paul, le enseñó a tejer redes y a saber trabajar en la pesca de trucha y sardina. Ahora, a pesar de la dramática situación, Wislande enseña el oficio a sus dos pequeños, Anchelot y Jamesky.
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Cae la noche en la costa sur de Haití. De las penumbras, un canto melancólico flota en el aire, cruza calles destruidas y cimientos partidos, clamando un poco de ayuda: "Bondye mwen bezwen ou koulyea (Dios te necesito ahora)".