Hace poco más de dos años, el curador Mauricio Marcín y los artistas Maru Calva, Jerónimo Rüedi y Macarena Hernández confabularon contra el sentido común y contra el fracaso y decidieron juntar sus bibliotecas personales para abrir Aeromoto, que se inauguró un año después, el 30 de enero de 2015.
En un país donde según las infladas cifras oficiales el promedio anual de lectura per cápita es de 5.3 libros, un proyecto así puede calificarse de "kamikaze". Inició con una estantería original de mil volúmenes, que creció a 2 mil en la actualidad.
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El acervo incluye libros sobre movimientos artísticos, curaduría, historia, crítica y teoría del arte, pedagogía, arte correo, poesía visual y concreta, libros sobre libros, libros de artistas y por artistas, fotografía, arquitectura, diseño gráfico y editorial, comunicación visual, artes escénicas, poesía, performance, teatro, música, cine, filosofía, literatura, urbanismo, paisajismo, antilibros...
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La biblioteca inició con recursos propios, y después se consiguieron dos becas, una de la Fundación Jumex y otra del Patronato de Arte Contemporáneo, que ya llegaron a su fin.
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"Nunca hemos ido a tocar las puertas a nadie para que nos patrocine o nos done libros; todas las instituciones que nos han apoyado, ellas se han puesto en contacto con nosotros; se ha corrido la voz de este espacio y de lo que hacemos y la respuesta ha sido buena", comenta Rüedi.
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La joven biblioteca kamikaze mantiene una serie de programas que permiten el crecimiento del acervo y novedades: Mesas Curadas, Libros en Residencia y Pedagogías. Los libros y materiales pueden ser consultados por el público general de manera gratuita en el local de Aeromoto; y para préstamo a domicilio es necesario adquirir alguna de las tres membresías.