Ensenada.— Ambientalistas, académicos y residentes de Tijuana, Mexicali, y Ensenada se organizan para solicitar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) someter a consulta pública la Baja Mil, una carrera de vehículos todo terreno que desde hace medio siglo impacta en el área natural protegida más grande del país: el Valle de los Cirios.

El historiador y activista, Carlos Lazcano, convocó a los habitantes del estado para que se reunieran el viernes pasado en el municipio ensenadense para explicar el proceso y requisitos que solicitó la Semarnat para aplicar una consulta pública de las carreras conocidas como off road —fuera de camino—.

Parte del trámite, dijo, consiste en presentar las firmas de los solicitantes, junto con sus identificaciones oficiales notariadas; es la primera vez que la dependencia aplica un criterio así de riguroso, al exigir que los documentos sean presentados bajo notario.

La Semarnat puso como fecha límite el 13 de septiembre, pero la gente debe entregar los documentos por lo menos dos días antes para dar tiempo a confirmar que cumplieron con las especificaciones.

Lazcano explicó que la Baja Mil incumple con los requisitos a los que son sometidos otros proyectos, por ejemplo, a pesar de que parte de la carrera es un área protegida al sur de Ensenada, hasta este año no habían presentado el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) sobre las medidas de mitigación y que, por tratarse de un zona protegida —desde los setenta—, no hay justificación para que se lleve a cabo en ese lugar.

“Score International S de RL de CV (empresa que organiza el evento) ha estado violando la ley sistemáticamente. Son años de presión para que presenten el Manifiesto de Impacto Ambiental, lo que pedimos es que las carreras sean reguladas porque tenemos una región natural en la que estamos permitiendo que unos salvajes la traten como basura”, lamentó.

Según Lazcano, inicialmente, dicho evento era realizado en Estados Unidos, pero fue prohibido luego de que ambientalistas de ese país comprobaran, a través de estudios, que las carreras tenían un impacto negativo, el historiador dijo que las afectaciones son en el hábitat de la tortuga del desierto, la ruta de aves migratorias y en acuíferos.

Para los activistas no sólo se trata de este evento, sino de otras 50 carreras en las que participan entre 200 y 300 corredores cada año en la misma zona.

Impacto social. Para Lazcano, también hay aspectos sociales y culturales negativos, como el arraigo entre los residentes que se entrañan con un evento extranjero y lo toman como una tradición mexicana, que más bien fue recibida tras ser expulsada de EU.

“Otro tema es que cada año hay muertos, la gente que no sabe cómo comportarse y termina como víctima de los accidentes; hay una falta de control de parte del municipio que no obliga a la empresa a imponer medidas de seguridad”, lamentó.

El delegado de la Semarnat en Baja California, Alfonso Blancafort, dijo que revisará los permisos de la empresa para analizar que cumplan con los requisitos de ley que exigen las leyes ambientales del país.

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