Cancún.— Debido al impacto del huracán Delta en Quintana Roo, algunos restaurantes decidieron cerrar sus puertas desde el pasado martes y confían en que este fin de semana el turismo y sus ventas se reactiven.

En el municipio de Puerto Morelos, donde Delta ingresó a territorio mexicano, los restauranteros y sus empleados esperan que el turismo local apoye a la reactivación de las actividades y los extranjeros comiencen a llegar.

Algunos inmuebles cerraron desde el martes por seguridad y hasta el jueves se dedicaron a hacer limpieza en sus negocios. Sacaron las ramas, las hojas y los trozos de madera que las ráfagas lanzaron, esperando que en los siguientes días puedan tener mayores ganancias.

El Covid-19 ya había sido un problema para los restauranteros, pues sus ventas bajaron hasta 60% en estos últimos meses.

“Puede ser que con el huracán puedan venir menos personas a Quintana Roo, pero tenemos ofertas por el Covid-19 y creemos que eso nos puede ayudar”, afirmó Nashieli Barrientos, dueña del restaurante Don Ernestos.

Nashieli y otros restauranteros señalan que el turismo local podría ser la llave para que su economía se recupere en los próximos días, y destaca que, desde el inicio de la pandemia, la gente de Quintana Roo ha apoyado a los comerciantes.

Quienes ya se preparan para reabrir sus restaurantes son quienes no sufrieron mayores afectaciones por Delta.

“La gente sí puede venir rápido, pero no hay que olvidar que por la pandemia son muchos más los turistas locales que llegan aquí. En cuanto abran el aeropuerto esperamos que extranjeros vengan a las playas y compren lo que vendemos”, indicó Héctor Francisco, trabajador del restaurante Ojo de Agua.

Restaurante derruido por séptima vez

Con Delta, es la séptima vez que un huracán o una lluvia tropical produce destrozos en el negocio de Alfonso Cruz. El Restaurante Playa Tortugas está en la zona costera de Cancún y tiene 45 años de existencia.

Esta semana el restaurante sintió la fuerza del huracán que afectó más a los comerciantes que trabajan sobre la costera. Ese es el caso de Alfonso, quien ya tuvo experiencias parecidas con otros siete fenómenos naturales y ha aprendido a ponerse de pie para seguir trabajando.

Dentro de todo lo malo, Alfonso celebró que las ráfagas de hasta 175 kilómetros por hora de Delta sólo arrancaron el piso de su negocio y la cocina quedó intacta. Con el huracán Wilma la situación fue diferente: el inmueble salió volando y su reconstrucción tuvo que ser total.

Un poco de tranquilidad volvió al cuerpo de este hombre desde la noche previa al huracán, cuando las autoridades reportaron que Delta pasó de ser categoría cuatro a categoría dos.

“Nada más nos afectó el piso, lo que es la palapa no movió nada porque el huracán no entró como debió entrar, nada más la colita nos tocó, si hubiera entrado de golpe nos destruye todo Cancún”, relató el afectado.

También calculó que para reparar el piso de su negocio deberá invertir alrededor de 150 mil pesos, cifra que parece inalcanzable por la crisis económica generada por el Covid-19.

“Eso del Covid nos ha jodido, quedamos tres meses sin trabajar, sin ganar dinero y ahí tenemos que ver cómo vamos a salir adelante”, lamenta.

La caja de ahorros de Alfonso está vacía, pues todos los recursos los utilizó durante los tres meses que no trabajó por la pandemia, además de que tiene un niño y una niña a quienes mantener.

Apenas un día después del impacto de Delta en el sur del país, Alfonso no perdió tiempo. Él y sus empleados limpiaron el suelo hecho trizas y al mismo tiempo atendieron en la playa a los pocos comensales que llegaban.

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