Ciudad Juárez.— La noche del 16 de diciembre de 2010, hace 15 años, fue asesinada a las puertas del Palacio de Gobierno en , cuando se encontraba en su lucha para exigir justicia por el feminicidio de su hija Rubí Frayre Escobedo, ocurrido en 2008 a manos de Sergio Rafael Barraza Bocanegra.

“Si me va a venir este hombre a asesinar, que me venga a matar aquí, para vergüenza del gobierno”, había dicho la activista. Y así sucedió, para vergüenza del país.

A 15 años de distancia, Marisela es considerada un referente entre las madres que buscan justicia para sus hijas e hijos asesinados y desaparecidos; su compromiso lo mantuvo hasta el último minuto de su vida.

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“Era una mujer rebelde, muy comprometida y pues hasta el último minuto de su vida estuvo luchando por obtener justicia por el asesinato de su hija Rubí”, recuerda Alma Gómez Caballero, integrante del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm).

La historia de Marisela

Marisela Escobedo era enfermera de profesión. Su activismo inició el día en que su hija Rubí Marisol Frayre desapareció.

Ella, junto con su familia, se dieron a la tarea de buscar a Rubí hasta que se enteró que había sido asesinada por Sergio Rafael, pareja sentimental de la joven.

Fue ahí que dio inicio su lucha para que el hombre fuera detenido, lo que logró; sin embargo, aunque existían todas las pruebas e incluso la confesión del acusado de haber cometido el crimen, 10 meses después fue absuelto y dejado en libertad. Una semana después esa sentencia fue revertida, pero el hombre ya había huido de Ciudad Juárez.

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Marisela, con recursos propios, trasladó su búsqueda hasta Fresnillo, Zacatecas, donde descubrió que él se encontraba escondido; pese a su lucha, Sergio Rafael no volvió a ser detenido.

La mujer no se rindió e inició movilizaciones para exhibir a las autoridades por la ineficacia que mostraron en el caso de su hija. Se manifestó en Ciudad Juárez, caminaba con la foto de su hija colgada en su cuerpo. Por esto recibió amenazas de muerte en varias ocasiones.

En diciembre de 2010 decidió llevar su protesta a la ciudad de Chihuahua, y se instaló en la Plaza Hidalgo, frente al Palacio de Gobierno. En ese sitio fue donde expresó la frase que quedó como un presagio: “Si me va a venir este hombre a asesinar, que me venga a matar aquí, para vergüenza del gobierno”.

El 22 de diciembre de 2010, mientras Marisela Escobedo era velada, decenas de personas marcharon en Ciudad Juárez para exigir justicia por su asesinato. Foto: Nacho Ruiz / CUARTOSCURO
El 22 de diciembre de 2010, mientras Marisela Escobedo era velada, decenas de personas marcharon en Ciudad Juárez para exigir justicia por su asesinato. Foto: Nacho Ruiz / CUARTOSCURO

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El 16 de diciembre por la noche, a dos semanas de iniciar su campamento en la Plaza Hidalgo, fue asesinada alrededor de las 20:00 horas en la banqueta del Palacio de Gobierno de Chihuahua.

En el lugar donde quedó su cuerpo, a un par de metros de la puerta principal del Palacio de Gobierno, está una placa en la que se lee: “Aquí fue asesinada el 16 de diciembre de 2010 MARISELA ESCOBEDO ORTIZ por exigir justicia en el asesinato de su hija RUBI”.

Una mujer luchona y persistente

”Yo conocí a Marisela. Yo trabajaba en el Cedehm aquí en Chihuahua, que fue un organismo que surgió igual que Casa Amiga en Ciudad Juárez en aquella época de las Muertas de Juárez. Una abogada del Cedehm acompañaba su caso, la acompañábamos en la cuestión legal y fue así que la conocí”, relata Alma Gómez Caballero.

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En entrevista con EL UNIVIVERSAL, recuerda a Marisela, la mujer y la activista, quien marchaba con su nieta a un lado.

“Se preocupaba por aprender y era muy persistente. Hacía las marchas cargando la carriola con su nieta [la hija de Rubí], cargando una manta y tenía mucha iniciativa para realizar diversas acciones, para exigir lo que correspondía en ese momento”, recuerda Alma.

Cuenta que para Marisela, y quienes la acompañaban, fue terrible el día en que los jueces le dieron la libertad a Sergio Rafael, ya que estaba totalmente probado que él era el asesino de Rubí. “Yo conocí perfectamente el expediente, porque después de que se exoneró a Sergio Rafael fue un golpe letal.

“Y en todos lados hubo mucho enojo, mucho reclamo al gobierno. Entonces, el gobernador [de Chihuahua, José Reyes Baeza] integró una comisión donde estábamos incluidas personas del Cedehm y revisamos el expediente. Estaba totalmente probado desde distintas ópticas y fuentes que el asesino era Sergio Rafael y eso hizo que la rabia y el coraje de Marisela crecieran”, relata la activista.

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A 15 años de distancia, considera que las cosas no han cambiado mucho y Marisela ha sido una de las tantas madres que expuso su vida para investigar y buscar al asesino de su hija, como ocurre actualmente con cientos de mujeres en todo el país, que han tomado ese rol por la falta de justicia y apoyo de las autoridades.

Pero Marisela Escobedo es también un referente y es por eso que buscan que no se olvide su lucha.

“Nosotros queremos reconocer su lucha, su valentía, la persistencia y recordarla”, expresa.

Hoy, en Chihuahua y en Ciudad Juárez se realizarán actividades para recordarla y pedir que casos como el suyo no se repitan en el país.

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