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Chilpancingo.— A casi un mes de haber sido golpeado, drogado y desaparecido, el obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, asistió ayer a la ordenación de sacerdotes en la Catedral de Chilapa.
Cerca de las 11 de la mañana, en la Catedral de Chilapa, Rangel Mendoza participó en la misa de ordenación de cinco sacerdotes y dos diáconos.
La celebración inició con un recorrido que realizaron los sacerdotes de la Diócesis y el obispo, José de Jesús González Hernández, desde la puerta de la Catedral al altar, donde los esperó Rangel Mendoza.
La ceremonia fue transmitida por la página Facebook de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa. En la imagen se ve a Rangel Mendoza serio, más delgado y demacrado.
Al llegar al altar, el obispo se acercó a Rangel Mendoza y se dieron un abrazo. Se notó la dificultad del obispo emérito para moverse.
González Hernández tomó la palabra y dijo: “Estaba perdido y salió con vida, y ahora está entre nosotros. Gracias a sus oraciones está aquí con nosotros. Bienvenido”.
Rangel Mendoza respondió el saludo con la mano y esbozó una ligera sonrisa; el obispo, los sacerdotes y los feligreses le brindaron un aplauso.
El 29 de abril, la Confederación Episcopal Mexicana denunció la desaparición del obispo emérito. Informó que desde dos días antes no habían podido localizarlo.
Horas después de la denuncia se le encontró en el Hospital General Dr. José G. Parres, en Cuernavaca, Morelos.
De inmediato, el fiscal general de Morelos, Uriel Carmona Gándara, informó que el obispo emérito había sido víctima de un secuestro exprés. Al día siguiente, el gobierno de Morelos contradijo la versión. El titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, afirmó que el 26 de abril Rangel Mendoza entró a un motel con otro hombre por su propia voluntad.
Además se dieron a conocer fragmentos del parte médico, en el que se señala que el obispo emérito dio positivo a cocaína y benzodiazepina.
No obstante, el gobierno de Morelos no ha precisado qué le sucedió al obispo emérito.
El 8 de mayo, Rangel Mendoza difundió un comunicado en el que afirmó que perdona a las personas que “tanto mal me han hecho”. Además dijo que no presentaría denuncia penal por el hecho.