Villahermosa.— Para la familia de Isis Glorigela Osorio Domínguez y Hebert Rodríguez Pérez, la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República representa la esperanza de echar atrás la reforma energética, a la cual atribuyen los dos años que llevan sin empleo.

Isis, de 35 años, y su esposo Hebert, de 39, son ingenieros químicos de profesión y fueron despedidos de Pretróleos Mexicanos (Pemex).

Hebert, quien está especializado en perforación y diseño de pozos petroleros nunca había votado por otro partido que no fuera el PRI hasta esta elección; lo hizo animado por la perspectiva de que "el paisano", como se refiere a López Obrador, cancele dichas modificaciones de ley.

"Estas votaciones fueron las más esperadas. Mucha gente me decía que Meade era el más preparado, y yo lo comparto, pero él iba a seguir con la reforma y eso es hundir al país. Esperamos que haya un cambio. Te puedo asegurar que 99% de los trabajadores de Pemex piensa lo mismo".

Con más de 10 años de experiencia, Hebert ha buscado empleo en sectores ajenos al petrolero, pero no lo contratan porque le dicen que está sobrecalificado; exhibir en su currículum que trabajó en Pemex también le ha cerrado las puertas ante las empresas extranjeras que llegaron al país y que prefieren contratar a ingenieros brasileños o venezolanos.

"Para mí la reforma energética significa un medio por el que alguien se va a volver rico, y nosotros los trabajadores nos vamos a volver más pobres. Uno aguanta el hambre, pero cuando uno tiene familia, llega la desesperación. (Siento) mucho odio pensar en todo el dinero que se les da a los partidos políticos, ojalá que eso también se acabe", dice.

Su vida dio un cambio de 180 grados a partir de 2014, cuando en Tabasco se empezaron a sentir los efectos de la ley. “Empezaron a reducir el presupuesto de Pemex, las coberturas de plazas ya no las autorizaban. De golpe, las personas que perforaban los pozos petroleros se quedaron sin trabajo. De un día para otro nos dieron las gracias”, cuenta Isis.

Hebert dejó de ser un profesionista exitoso que había comprado con su esposa dos casas, terrenos y camionetas. Pasaron de ganar en conjunto 120 mil pesos al mes a ser propietarios de un local de productos de limpieza que les deja seis mil pesos para mantener a su familia. Después de dos años de permancer sin empleo fijo, Isis encontró un trabajo como ingeniera, donde sí tiene mayores responsabilidades, pero no prestaciones.

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