Ciudad Juárez.— La muerte de José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, era algo que ya se esperaba, debido a que a las bandas del crimen organizado les estaba trayendo mucha presión y problemas para operar en esa zona de la Sierra de Chihuahua, consideró el criminólogo Óscar Maynez.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el especialista prevé que el deceso no representaría un aumento en la violencia en la Sierra Tarahumara.

“La aparición de El Chueco asesinado era algo que todo mundo estaba esperando, cruzó la línea y estaba trayendo demasiados problemas y presión sobre esa zona de Chihuahua. Lo más probable es que fue un ajuste de cuentas por la presión no deseada de los criminales sobre esta región”, dijo el experto.

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Maynez comparó la muerte de El Chueco con la de los sicarios que fueron entregados en Matamoros después del crimen de los cuatro ciudadanos estadounidenses, donde los líderes de los grupos criminales presuntamente prefirieron entregar o matar a su gente para disminuir la presión de las autoridades.

“Están creando demasiada presión sobre esa zona y esa es una forma de quitarse a la autoridad. En este caso a lo mejor hubo un proceso de negociación entre la policía y los criminales también”, opinó.

Por esa razón, el analista justifica que la muerte del líder del grupo de la Gente Nueva del Cártel de Sinaloa no traería un repunte en la violencia en la Sierra Tarahumara, ya que está zona será controlada ahora por alguien más que buscará operar lo que ya se venía realizando.

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“La aparición de El Chueco muerto va a quitar presión sobre la zona, yo creo que a lo mejor ya aprendieron la lección de que si llevan a cabo actos que van a alterar la presión de las autoridades nacionales e internacionales van a ser más cuidadosos en no calentar la plaza como se dice comúnmente”, menciona.

El Chueco tenía 32 años y su zona de operación en la Sierra era en Mesa de Arturo y Bahuichivo, donde se dice que vivía.

La Diócesis Tarahumara fijó su postura ayer, luego de que se confirmara de manera científica que el cuerpo encontrado en los límites entre Sinaloa y Chihuahua sí correspondía a José Noriel Portillo Gil, El Chueco.

Por medio de un boletín indicó que la muerte del criminal no frena el dolor de tantas víctimas de la violencia y la situación tan difícil y preocupante que se vive en la zona de la Sierra de Chihuahua y en todo el país.

“Esto no es lo que nosotros esperábamos y menos queríamos. Que todo pareciera, como un ‘ajuste de cuentas’ o pensar que una persona estaba estorbando para otros intereses y por eso había que eliminarlo”.

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