Ser un trotamundos llevó a Krzysztof Chmielewski

a compartir varios momentos gratos con varios mexicanos durante su travesía, con quienes compartió sus historias, comida y hasta un trago.

EL UNIVERSAL

habló con algunos de las personas que conocieron a Chmielewski en diferentes puntos que recorrió, quienes lo recuerdan como una persona sencilla y cordial.

“Siempre hay algo más en la vida”, fue la lección que le dejó Chmielewski a Salvador Oviedo.

Aseguran que “era un aventurero al que no le importaba ser rico, lo que le interesaba era conocer el mundo”.

La pareja es dueña del restaurante “De Mila y Shavita” en el municipio de Huatabampo, en los límites de Sonora y Sinaloa, donde el pasado 24 de enero se reunió con el extranjero. Salvador recuerda que le ofrecieron agua y lo invitaron a comer tamales, frijoles y una taza de café.

El viajero agradeció los alimentos y a cambio compartió parte de sus aventuras.

La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante

Chmielewski quería vivir en alguna playa Oaxaqueña cuando fuera adulto mayor, contó Midory, una turista que se cruzó con el polaco en Oaxaca. Ella y sus amigas le dieron un ride al extranjero, quien les dijo que llevaba más de 51 países recorridos con su bicicleta, que era panadero y que hablaba más de siete idiomas.
 

La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante


El ciclista extranjero degustó jícamas, papayas y elotes en Nayarit, gracias a Pedro, quien vio al polaco batallando con su bicicleta cerca de la comunidad ejidal  el jicote.

La buena vibra del polaco errante
La buena vibra del polaco errante

 

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses