Juan Pablo,

quien se ha asumido como maestro, ve fijamente cada una de las piruetas que hacen sus compañeros. “A ver, ponte ahí derechito”, le dice al ‘ Chino ’, quien salta sin parar lleno de emoción, como si la duela del estudio fuera un brincolin. “¡Atención, atención!”, vuelve a gritarles a su compañeros que entre la música pierden el ritmo al ver llegar a Isela, su maestra, antigua solista del Ballet de Monterrey , y fundadora de la compañía de danza Danza Aptitude , la cual está conformada por niños y jóvenes con síndrome de down en Guadalajara , Jalisco .

“A ver a ver, todos atentos. Vamos a comenzar. En sus lugares”, dice Isela, mientras que crinolinas, capas, zapatillas y plumas toman su lugar. Todos están atentos. Saben bien sus tiempos, movimientos y expresiones que deben adoptar en cada uno de sus personajes. En esta ocasión se ensaya para Pedro y El Lobo , puesta que están próximos a inaugurar en la feria local infantil Papirolas.

El Chino

junto con los otros 17 jóvenes que forman el grupo de artístico , toman la danza como un medio de expresión dentro de su dinámica diaria, la cual incluye un trabajo. Por ejemplo René trabaja en un café, Juan Pablo en una tienda de autoservicio, otra de sus compañeras en una repostería, e incluso alguno de ellos en una joyería.

“Ellos son más responsables, autónomos. Se refleja en el escenario , su persona, su vestuario. Tienen respeto a las reglas de convivencia. Son apasionados del arte, profesionales”, dice Isela, quien a raíz de la inclusión artística , la vida de los jóvenes bailarines ha mejorado.

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