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HIDALGO.-
Isaac salió hace ocho años de Miahuatlán de Porfirio, en Oaxaca, en busca de mejores condiciones de vida. Llegó a Tlahuelilpan a vivir con su prima Justina y de inmediato comenzó a trabajar de albañil, pero después prefirió dedicarse al cultivo de alfalfa.
Ahí conoció a Liliana Reyes con quien se casó y tuvo dos hijos, un niño de cinco años y una niña de tres, quienes hasta ahora no saben qué le sucedió a su padre.
A cuatro días de la explosión en el poblado de San Primitivo, tanto Isaac como su cuñado Alejandro, hermano de Liliana, se encuentran desaparecidos.
“Ando buscando a mi esposo y a mi hermano”, dice mientras observaba la ceniza, tierra y marcas, que quedaron en la zanja donde ocurrió la explosión.
Liliana ha buscado en hospitales y entre los cuerpos que quedaron calcinados, pero hasta ahora no ha encontrado a Isaac, por eso continúa su búsqueda, cualquier indicio de su marido podría hacer la diferencia.
Poco dinero
Los hermanos de Isaac también llegaron al pueblo para ayudar en la búsqueda, dejar muestras genéticas y descartar que se encuentre entre las víctimas mortales. Hasta ahora, las autoridades han reportado que se hicieron 62 pruebas de ADN.
Isaac, recuerdan los suyos, se dedicaba a la recolección de alfalfa y sus ingresos "eran insuficientes", no rebasaban los 300 pesos por jornada diaria.
A pesar de eso, ahorró y se compró una camioneta Ranger para facilitar su trabajo. Tras dos años juntó 15 mil pesos, cuenta su esposa.
"Sus ingresos eran variables. Le pagaban 25 centavos por manojo. Hacia mil o mil 200 manojos en un día", narra Liliana si dejar de mirar las cenizas de la "zanja".
La decisión
Ante la escasez de gasolina durante esos días, y el alto costo del combustible, platica Liliana, hizo que Isaac, al enterarse de que había "gasolina gratis", pensaras de inmediato en tomar un garrafón para ir con su cuñado y su suegro por gasolina. Asi llenarían el tanque de su camioneta.
Unos días, antes el hombre aseguró que iba a "dejar la camioneta porque ya no le alcanzaba para la gasolina”.
Ahora, Isaac y su cuñado están desaparecidos; su suegro, Mario, padre de su esposa, falleció y el domingo pasado fue enterado en el panteón municipal.
Liliana aún conserva la esperanza, a pesar de haberlos buscado entre los heridos que están en los hospitales cercanos a Tlahuelilpan, por lo que se prepara para emprender un peregrinaje ahora por la Ciudad de México.
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