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Puebla.— Una descomposición social, incremento en algunos delitos de alto impacto, desaceleración económica y polarización de los grupos políticos, serán los problemas que deberá enfrentar de primera mano el gobernador de Puebla, el morenista Miguel Barbosa Huerta.

Si bien la entidad se encuentra en la media nacional en incidencia delictiva, indicadores de percepción de inseguridad muestran a una sociedad preocupada por el incremento de diversos delitos —como huachicoleo, feminicidios, robo de mercancías y de autos—, alertaron investigadores universitarios y dirigentes empresariales.

“Me parece que hace falta reconstruir el tejido social, la delincuencia tiene que ver con esto en sus diversas dimensiones, se tiene que trabajar una percepción de que no habrá impunidad, sino vigencia efectiva del derecho y que nada está por encima de la ley”, afirmó la investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Claudia Ramón Pérez.

El sector empresarial, en la cuarta economía del país, mostró preocupación y consideró como focos rojos la desaceleración económica que ha mostrado la entidad en los últimos meses, la posibilidad de una recesión, falta de confianza, seguridad y el Estado de derecho.

“Uno de los retos importantes en materia económica es que Puebla ha estado en los últimos años en lugares muy importantes en materia de desarrollo económico, queremos que sea un estado competitivo”, dijo el dirigente estatal de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Fernando Treviño.

La entidad viene de un sólido régimen conocido como “el morenovallismo”, que encabezaron Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo, quienes murieron en diciembre pasado en un accidente aéreo.

Ambos ejercieron un control de la política local con mano de hierro y sus opositores los acusaron de encarcelar a los principales líderes sociales y políticos; ejercer presión contra alcaldes contrarios y abandonar a los sectores más vulnerables.

En contraste, a Moreno Valle, gobernador de 2010 a 2016, se le reconoció la modernización de las principales ciudades, un crecimiento económico del estado por arriba de la media nacional.

“Barbosa necesita lograr la conciliación, sentarse a la mesa con distintos grupos para propiciar el diálogo y acabar con la polarización que se generó desde administraciones anteriores pero que se acentuó en el proceso electoral y ese es un tema muy profundo”, indicó la investigadora.

De acuerdo con distintos indicadores oficiales, Puebla se encuentra en cuarto lugar nacional de tomas clandestinas a ductos, quinto en robo de productos de carga, primero en feminicidios (con el doble de casos en comparación con el año pasado) y a la par que la Ciudad de México en robo de autos.

Semáforo Delictivo reporta que en el segundo trimestre del año Puebla se encuentra entre los primeros 10 estados del país en secuestros, robo de vehículos y a negocios, lesiones, violación, violencia familiar y feminicidios.

Otro elemento que deberá afrontar el gobierno de Barbosa será la desigualdad y pobreza, con 39% de poblanos habitando municipios con desarrollo bajo y más de medio millón en pobreza extrema.

Al segundo trimestre se habían generado 6 mil 800 empleos formales, cuando la meta era de 30 mil.

“Queremos que sea un estado competitivo y el gobierno debe ser facilitador para que genere inversiones (…) Políticamente, lo que estamos viendo es la entrada de un nuevo partido, de una nueva forma de gobernar”, señaló el dirigente empresarial.

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