Más Información

Volaris y Viva anuncian creación de nuevo Grupo Mexicano de Aerolíneas; buscan acelerar conectividad y mantener bajos costos

En caso de Raúl Rocha, FGR actúa apegada al debido proceso, asegura; dará información cuando esté disponible, dice
En la familia Huebe Juárez, de Pachuca, no están todos, faltan sus pilares: Eulalia y Jesús Gabriel. Agosto les cambió la vida al aparecer los primeros contagios del nuevo coronavirus en su círculo cercano.
Sentado en una silla en el patio de un jardín, Randy, el hijo menor, cuenta lo que sucedió. Todo empezó con él y un pequeño malestar en el paladar, entonces se imaginaba que solo se trataba de una gripa, por lo que comenzó a tomar antibiótico sin prescripción médica, durante tres días le disminuyó el malestar.
Al cuarto día, dice, comenzaron las mayores molestias, vendría entonces dolor de cabeza, cansancio, dolor de cuerpo, fiebre y diarrea, por lo que su familia decidió llevarlo al médico, donde le diagnosticaron Covid-19 con una saturación de oxígeno de 87.
Lee más:
En el hospital Covid-19 de Actopan confirmaron la enfermedad, pero al estar estable le enviaron a su domicilio a recuperación. “Ya estábamos ahí y le dije a mis papás que se hagan la prueba. Mi papá ya presentaba tos, pero decía que solo era gripa y no quisieron”.
“Los dos me dijeron después 'hijo, ahorita primero tú', mis papás siempre se preocuparon porque yo estuviera bien”.
Randy cuenta que con el medicamento pronto empezó a sentirse bien, pero las buenas noticias duraron poco, ya que por curiosidad sus padres se checaron el oxígeno y éste era por debajo de 85, "lo primero que pensamos es que el oxímetro estaba mal y mi hermana le habló a una doctora, que le dijo que el aparato estaba bien, quien no, eran mis padres".
De inmediato, Eulalia fue trasladada al hospital Covid, donde quedó internada. "Esto me disgustó, ya habíamos platicado que si enfermábamos preferíamos quedarnos en la casa y morir ahí, yo en compañía de mis perros, y mi madre dijo lo mismo”.
También lee: Covid-19: Niños pueden tener anticuerpos y coronavirus al mismo tiempo
Luego vendría la enfermedad de Jesús, quien comenzó a saturar apenas en 65, por lo cual tuvo que ser ingresado de urgencia; luego de unos días en Actopan, los médicos decidieron su traslado a la capital del estado.
“Esa fue la última vez que vi a mi madre. Al salir del hospital en una ambulancia, me llamó, estaba en la camilla y me dijo que me cuidara. En Pachuca nos dijeron que nos preparáramos para todo porque ella estaba muy grave y era probable que no saliera”, recuerda Randy.
Eulalia, con 65 años de edad, tenía sobrepeso e hipertensión, por lo que fue intubada. Ese mismo día también se trasladó a Jesús, quien ya presentaba un daño de más del 80% en sus pulmones, pero estaba estable.
En todo momento la familia Huebe pensó que Jesús podría curarse, los informes siempre eran que estaba estable, hasta el 8 de agosto por la mañana, en que recibieron la llamada: su corazón no aguantó y sobrevino un infarto.
Lee más:
"Él era fuerte, era deportista y no tenía ningún padecimiento, por eso nos quedamos en shock: no lo esperábamos", cuatro días después ocurrió el deceso de Eulalia, su cuerpo no aguantó.
Con lágrimas en los ojos, Randy dice que es más fácil comprar un cubrebocas, usar gel y cuidarse, que correr por medicinas, pero sobre todo que perder a un ser querido.
Los padres de Randy ahora están en una urna. "Aún no puedo mirarla. No puedo creer que en algo tan pequeño estén mis padres".
Randy desconoce donde se contagió, piensa que pudo ser con uno de sus primos con quien convivió y estaba enfermo, pero eso no lo puede asegurar, pudo ser en cualquier lugar.
foa / lsm
Noticias según tus intereses
[Publicidad]
[Publicidad]









