.— Wendy, una migrante haitiana de 22 años, y su hija, de dos, viajaron desde Chile, en donde habían vivido los últimos años, después de huir de la miseria en su país, al que no ha vuelto desde hace una década.

“No sé qué pasó por mi cabeza para venirme, tenía trabajo. Supuestamente [Joe] Biden dijo que los inmigrantes podían venir a pedir asilo, pero no llega”, relata.

El martes, el canciller mexicano Marcelo Ebrard advirtió que los migrantes haitianos sufrieron un engaño “monumental” por parte de dirigentes sobre la oportunidad de obtener una residencia en Estados Unidos.

El gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme Solís, aseguró que muchos de los haitianos vinieron con engaños, les hicieron creer que podrían ingresar de alguna manera a Estados Unidos.

“Una chica de Venezuela le dio oxígeno, un jarabe y se compuso. Solo nos daban pan y agua”, relata.

Por eso optó, como muchos, por regresar a Acuña. “Estábamos allá cuando escuché que estaban deportando, me vine para acá a ver si las cosas se calman un poquito”.

Wendy tiene familia en EU. Su papá, tíos y tías viven en Florida, a quienes no ve en 15 años. En Haití sólo queda su abuela. “No me gustaría regresar para nada. Allá no hay trabajo, nada. Prefiero quedarme acá en México. Para Haití, jamás”.


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