Frontera Talismán.— A través de la corriente del río Suchiate, que divide a México con Guatemala, tambalea el cuerpo de un hombre que cruza de forma irregular algo de mercancía sobre su espalda, la cual fue adquirida dentro de territorio mexicano.

El cruce lo realiza de esta forma debido al cierre que existe en la frontera con México, que fue ordenado desde el pasado 16 de marzo por el presidente Alejandro Giammattei por la pandemia de Covid-19.

La escena es observada desde lo alto del puente internacional Talismán-El Carmen por efectivos del ejército de Guatemala que custodian el cruce desde hace más de cuatro meses e impiden el acceso a todo extranjero.

Guatemaltecos residentes en poblados fronterizos con México sortean diariamente las corrientes del afluente para cruzar de contrabando productos de la canasta básica y hasta cervezas, aprovechando que el tipo de cambio les favorece.

Asimismo, en el cruce fronterizo del municipio de Cacahoatán, Chiapas, las autoridades guatemaltecas sólo permiten la salida de mexicanos y el ingreso de personas transmigrantes que transportan vehículos desde Estados Unidos para su venta en Centroamérica, quienes pasan un filtro sanitario.

Comerciantes de abarrotes, ropa y calzado explicaron que la economía de Cacahoatán se sostiene de las compras que vienen a realizar pobladores del vecino país; sin embargo, a raíz del cierre de las fronteras, los números cayeron de manera precipitada.

También, otro sector afectado es el que se dedica al cambio de papel moneda, pues las actividades se mantienen paralizadas desde hace cuatro meses.

“Esperamos con ansias que ya se abran las fronteras, muchos comercios cerraron y algunos todavía resistimos, pero estamos a punto de quebrar; nos encontramos con deudas”, explica don Teófilo, comerciante de la zona.

El otro cruce

A unos 40 kilómetros de Cacahoatán, en el punto fronterizo de Ciudad Hidalgo-Tecún Umán, las actividades en el río Suchiate se desarrollan en 20% por el cruce de mercancía y personas a territorio guatemalteco.

La economía en el municipio de Suchiate está colapsada, reconoce la alcaldesa Sonia Eloína Hernández Aguilar, quien explica que esa localidad es 100% comercial y depende de las compras de los guatemaltecos.

Pequeños y medianos comercios de Guatemala, ubicados en poblados fronterizos con México, se surten de mercancía que adquieren principalmente en Ciudad Hidalgo y Tapachula, aprovechando la ventaja que les otorga la depreciación del peso sobre su moneda, el quetzal.

Con las medidas impuestas por el presidente de Guatemala como paralizar el transporte público, el toque de queda y el cierre de sus fronteras para evitar contagios de Covid-19, los comerciantes ya no pudieron viajar a México a surtirse de mercancía, provocando con ello el colapso económico de este punto fronterizo.

La alcaldesa indicó que para reactivar la economía también se ha permitido la apertura de algunos comercios, pero con estrictos protocolos sanitarios.

“Estamos desinfectando los espacios públicos, obligando a las personas que usen el cubrebocas, que haya sana distancia, el lavado constante de manos y persuadiéndolas de que se queden en casa”, indica.

Durante un recorrido en la orilla del río Suchiate se observó únicamente la presencia de la Guardia Nacional (GN) y balsas construidas con tablas y neumáticos de tractor navegando en el afluente; algunas cargadas de diversos productos de abarrotes, mientras otras transportaban personas, motos y bicicletas hacia Guatemala.

Sin embargo, tanto el ejército guatemalteco como la Guardia Nacional se encuentran en una especie de tregua y sólo observan el paso por el río de los pocos intrépidos que buscan sobrevivir a los efectos de la pandemia que ha frenado su principal actividad: el comercio.

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