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Ocoxaltepec.— Habitantes y autoridades de comunidades y pueblos considerados dentro del cinturón de riesgo volcánico en Morelos y Puebla demandaron a las autoridades revisar y reparar las rutas de evacuación porque en las condiciones actuales dificultarían la salida de las familias.

Uno de los caminos más deteriorados es el que corre de Tlalmimilulpan, municipio de Tetela del Volcán, hacia la comunidad de Ocoxaltepec, municipio de Ocuituco, ambos situados a las faldas del coloso.

A la exigencia de mejora en las rutas de evacuación se sumó el director de Protección Civil del municipio de Hueyapan, Éric Germán Montero Lara, quien precisó que por lo menos un kilómetro de la avenida 5 de Mayo del barrio de San Andrés debe ser reparado porque el suelo registra fracturas y enormes baches. Ese camino está considerado en la ruta de evacuación y en su trayecto se encuentran una primaria, un preescolar y un centro de aprendizaje inicial indígena. “El camino tiene muchos baches y para una contingencia resultaría un problema para sacar a esa población”, comentó, y urgió el apoyo de los gobiernos estatal y federal, porque en su calidad de municipio de reciente creación Hueyapan no tiene vehículos para hacer los recorridos y tampoco herramienta para atender una contingencia mayor del volcán.

El comportamiento del volcán Popocatépetl no ha causado mayor alarma en las comunidades situadas a su alrededor. En Ocoxaltepec los habitantes dicen que no hay preocupación, porque están acostumbrados al rugir del coloso.

“Aquí rezumba mucho el volcán como si fuera una olla exprés a punto de reventar, y se ven las cenizas y se oye bien cuando truena, pero estamos acostumbrados a vivir con él”, dice Marisol Ramos, dueña de una tienda en el centro de la comunidad.

Su reclamo, sin embargo, fue dirigido a las autoridades municipales porque hasta ahora no habían visitado el pueblo para informar sobre el protocolo que exige el cambio del semáforo volcánico de Fase 2 a Fase 3.

“No hacen nada, sólo nos vinieron a pegar un papelito y no hay comunicación, pero la gente está tranquila, estamos trabajando, los niños en la escuela, todo marcha con normalidad, pero de las autoridades, nada”, lamenta la tendera.

“Hasta que tiemble y veamos lava”. Marcos Genis Ariza tiene 75 años y es uno de los habitantes de Hueyapan que se dicen confiados de salir a tiempo de la zona de peligro.

“Ya conocemos la distancia. Si vemos que hace feo y que las barrancas ya se llenaron de la lava y la otra también, entonces hay que correr, porque así nomás por un tronido, no. No hay miedo, pues”.

—¿Entonces por un sonido no se van a espantar?

—No. Hasta que veamos que tiemble la tierra y veamos que sale lava y lava, entonces sí. Digo, da tiempo y todos tenemos nuestros carritos para correr.

“No hay que alarmarse tanto porque ahorita el Popo no hace nada, pero siempre el temor es temor, entonces nosotros estamos acostumbrados a verlo así como estaba funcionando, pero sí hay temor siempre. Aquella vez cuando hizo erupción, el gobierno nos obligó a que saliéramos, pero no todos, varios quedaron por mitad, y no pasó nada”, recuerda.

“La otra vez hizo más feo”. Don Antonio vive en Ecatzingo, Estado de México, y todos los días viaja a Ocoxaltepec para atender un negocio de tlapalería. Cuenta que en esa comunidad la mayoría de los habitantes están acostumbrados al rugir del volcán, nadie se espanta, y en caso de una explosión el pueblo sería protegido por los cerros y barrancas para encauzar la lava y con ello ganar tiempo para evacuar la zona.

—¿Se asustaron con la última explosión del coloso?

—“No, porque la otra vez hizo más feo y no se espantó la gente. Ya tiene sus años, en los 90 cuando hizo feo. Platican los abuelitos que ellos cuando iban a juntar ocote para escobas, el volcán echaba lumbre y piedras y no es espantaban”, relata.

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