Guadalajara.— Aquí todo es cuestión de suerte, y quienes entran quieren salir con más de lo que traen, excepto si se trata del virus que les ha impedido pasar horas apostando o alimentando las máquinas tragamonedas en busca de dinero.

Pasaron cinco meses desde que los casinos cerraron en Jalisco y ayer comenzaron a reabrir, con medidas que buscan evitar la mala suerte de un contagio.

Y fue precisamente la suerte la que trajo a Natalia a uno de esos lugares: “¿Cuánto tiene que abrieron? Había pasado muchas veces y lo veía cerrado. Hoy, de casualidad, andaba por aquí y vi que ya estaba abierto”, le dice a modo de justificación a la persona que está delante suyo en la fila que se formó para entrar.

No es ni mediodía y afuera del casino —uno de los más grandes de Guadalajara— aguardan cerca de 15 personas que primero deberán pasar un filtro sanitario antes de volver a probar suerte en el juego.

“¿Ha estado en contacto con alguien que tenga Covid en los últimos 14 días? ¿Ha tenido síntomas como dolor de cabeza, garganta, fiebre, diarrea o fatiga?”, son las preguntas que hay que responder negativamente si se quiere entrar.

Cubiertos con mascarillas y caretas, los amables cancerberos dan la bienvenida y guían a las personas por el proceso de desinfección: toma de temperatura, tapete sanitizante, primera dosis de gel antibacterial, arco para rociar una mezcla de agua y alcohol en todo el cuerpo, arco detector de metales, segunda dosis de gel antibacterial y la petición de utilizar el cubrebocas en todo momento.

Después de todo el protocolo de seguridad sanitaria, al fin se abren las puertas de un gran salón cerrado, oscuro a pesar de los miles de destellos que saltan de las máquinas, frío por el aire acondicionado, ideal para la estabilidad del virus, de acuerdo con los expertos.

Por cada máquina encendida hay dos apagadas para intentar mantener la sana distancia entre los asistentes. Los letreros con la leyenda “Máquina sanitizada” invitan al jugador a sentarse sin miedo al contagio.

Trabajadores de limpieza rondan los pasillos armados con trapos y atomizadores que contienen un desinfectante. Buscan potenciales riesgos y rocían las máquinas recién desocupadas.

—“¿Y cómo sabe cuál limpiar?”, se le cuestiona.

—“Se supone que, al dejar la máquina, el cliente debe darle la vuelta al letrero para saber que no está desinfectada”, explica uno de los empleados.

—“¿Y si no lo hacen?”

—“Cuando un jugador deja la máquina, solita se bloquea, así sabemos que no está desinfectada y la limpiamos. Luego metemos nuestra tarjeta para desbloquearla y dejarla lista”.

El margen de error para la sana distancia es relativamente poco: en los pasillos no faltan los pequeños clanes de dos o tres personas que se aglutinan en torno a una máquina, mientras vigilan la suerte de quien juega.

Tendidas en la alfombra, flechas amarillas y rojas indican la ruta unidireccional que hay que seguir para evitar cruzarse con otros jugadores, pero eso puede conducir a circuitos eternos de los que no hay salida; tal vez por eso casi nadie las respeta.

La venta de alcohol está prohibida: nadie puede fumar dentro, ni siquiera en las áreas destinadas para ello, pero quien bebe agua o café difícilmente recuerda volver a colocarse el cubrebocas. El aire acondicionado debe inyectar al menos 40% de aire no reciclado, pero creer en ello implica un acto de fe. Después de todo, quien ha entrado ha venido a probar suerte.

Por ahora, en Guadalajara sólo tres casinos lograron cumplir con los requisitos que exigen las autoridades para volver a operar, pero en Zapopan estos sitios han tenido otra suerte: el presidente municipal decidió posponer la reapertura a pesar de la autorización del gobierno estatal.

“Llegamos a un acuerdo con el gobierno del estado para que en Zapopan no se abran los casinos durante todo el mes de agosto. Creemos que debemos priorizar la salud de las personas, en especial a las personas mayores, en momentos en los que el riesgo de contagio sigue siendo alto.

“Esta determinación la tomamos en conjunto con la Mesa de Reactivación Económica, con la que acordamos revisar más adelante las cifras de contagios y los protocolos a seguir para definir una fecha de apertura de estos establecimientos”, indicó el alcalde, Pablo Lemus, y echó la suerte.

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