A ocho días de haber sido rescatados 42 jornaleros indígenas de rescatados campo 35, en Ahome, aún no reciben el finiquito que reclaman. Estos trabajadores fueron víctimas de explotación , mantenidos condiciones insalubres e inhumanas sin poder salir y con un sueldo de $140 pesos, de los cuales se les descontaron $100 pesos diarios con el pretexto de alimentarlos.

La parte patronal que incumplió en el pago del salario ofrecido al ser contratados y trasladados desde el vecino estado de Chihuahua, a la zona agrícola del municipio de Ahome, no logra conciliar los montos de adeudos que ellos le exigen, por lo que estos, se resisten retornar a su lugar de origen en Guadalupe y Calvo.

La Secretaria de Bienestar y Desarrollo Sustentable del Estado, Inés Pérez Corrales pidió a la parte patronal que llegue a una rápida conciliación para que los 42 jornaleros agrícolas, entre ellos hombres, mujeres y adolescentes de origen indígenas puedan retornar a sus hogares.

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Dio a conocer que estos fueron rescatados de un campo agrícola, al recibir una notificación del Enlace del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, en el sentido que estos trabajadores del campo, no se les permitía abandonar el campo agrícola, de vivir en condiciones deplorables en galerones donde dormían en el suelo y carecían de estufas.

La funcionaria externó que ya se celebró la primera audiencia en el Centro de Conciliación Laboral, en la que los afectados, exigen que, dentro de sus finiquitos, se les suman los salarios caídos por los ocho días que llevan esperando que les paguen.

Pérez Corrales expresó que, con auxilio del ayuntamiento de Ahome a estos 42 trabajadores del campo, originarios de Guadalupe y Calvo, en la zona serrana de Chihuahua, se les mantiene alojados en un refugio temporal, dotado de baños, colchonetas, cobijas y alimentos.

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La mayor parte de ellos, no habla el español, pero el que los representa, expuso que durante el tiempo que duraron trabajando, solo les asignaron un salario diario de 140 pesos, inferior al que les habían ofrecido, de esa cantidad, les descontaban cien pesos diarios por los alimentos que tenían que comprar en una tienda.

Estos se quejaron que nunca los dataron de camas, cobijas y de estufas para elaborar sus alimentos, por lo que eran obligados a comprarlos en una tienda ubicada en el campo agrícola, del cual no les permitían salir.

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bmc

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