El viaje del corazón es una obra para los que están dejando de ser niños.

La puesta en escena cuenta la historia de Ícaro y su padre, Dédalo, quienes están encerrados en un laberinto y descubren que para salir tendrán que construir juntos unas alas.

“Es una obra para padres e hijos; para los niños es muy especial ya que ellos se sienten expresados e identificados porque estamos hablando de ellos, no tratándolos como niñitos que se van a divertir sino realmente hablando de lo que a un niño le pasa en su interior”, indicó Tomás Rojas, quien da vida a Dédalo.

En escena, Tomás Rojas y Paulina Arriaga se transportan junto al espectador por diferentes mundos a partir de luces, música y un poco de utilería.

El público es invitado a hacer una reflexión acerca de los vínculos familiares y el desapego una vez que es el momento de que los niños crezcan y construyan su propio futuro.

“También hablamos de lo que le pasa a los padres, las dificultades que enfrentan a partir de las ocupaciones, los intereses y la necesidad de realizarse. Tomamos el mito y empezamos a desarrollarlo con improvisaciones, juegos y a partir del espacio que es el estudio de un inventor”, contó Rojas.

Se trata del primer montaje del colectivo Sal si puedes, que tiene la intención de fomentar la cultura del cuidado en distintos aspectos.

“Lo importante es que aprendamos a cuidar de nosotros mismos, nuestros vínculos y nuestro planeta. Vivimos una era de mucha violencia en el país y la violencia inicia desde la familia, entonces lo que intentamos es resurgir esos núcleos que están en las relaciones familiares”.

La obra estará en temporada hasta el 12 de abril en el foro La Gruta, con funciones sábados y domingos.

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