
Paul Feig, director de “The Housemaid”, decidió bajar el volumen a la polémica que rodeó a Sydney Sweeney por su campaña con American Eagle y apuntó directamente al corazón del asunto: el clickbait. Para el cineasta, lo que se presentó como una controversia global fue, en realidad, una amplificación mediática de reacciones marginales en redes sociales.
“Todo eso es clickbait”, dijo sin rodeos. “A los medios les gusta tomar algunos comentarios en internet y convertirlos en una noticia gigantesca para decir que todo el mundo está obsesionado con algo, cuando en realidad no es nada”.
La declaración pone sobre la mesa un fenómeno cada vez más común en la industria del entretenimiento: polémicas construidas más por algoritmos que por impacto real. En el caso de Sweeney, el ruido terminó siendo mayor que la conversación de fondo, y dejó claro cómo ciertas narrativas se inflan para alimentar ciclos de indignación que duran lo que dura la siguiente tendencia.
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Pxndx sigue vivo: Desierto Drive cae en la trampa de la nostalgia
¿No que no? Aunque los integrantes de Desierto Driv,: Arturo Arredondo, Ricardo Treviño y Jorge “Kross” Vázquez, han insistido en que no quieren saber nada del pasado ni de Pxndx, alguien en su ecosistema digital, no parece tan convencido.
La página PXNDXPOSTING, dedicada a memes y nostalgia del fandom, se adelantó al Día de los Inocentes con una broma sobre un supuesto acercamiento para “revivir” la banda e incluir a José Madero… y lo curioso fue que la cuenta oficial de Desierto Drive decidió comentar.
El resultado fue inmediato: burlas, guiños y peticiones para que “vayan con Pepe” a la próxima fecha en el Estadio GNP, además del recordatorio incómodo de siempre: no hay declaraciones cuando se pregunta por el regreso, pero sí hay tiempo para reaccionar a lo que dice el fandom. Y por si quedaba duda, el termómetro en comentarios volvió a marcar lo mismo de siempre: la mayoría sigue inclinándose por José Madero.

Cuando Jesús Ochoa pone atención, es porque algo sí vale la pena
Jesús Ochoa es conocido en el medio por una regla casi inquebrantable: no ve televisión, no sigue series, no consume películas y, mucho menos, revisa sus propios trabajos. Por eso sorprendió que hiciera una excepción con “Me Late Que Sí”.
Según contó su hija, Jesusa Ochoa, bastó mostrarle algunas escenas para que la reacción fuera inmediata y clara: “Le gustó mucho”. No hubo discurso largo ni análisis técnico, pero sí algo más difícil de conseguir: atención genuina.
En un actor que ha construido su carrera sin mirar demasiado al espejo mediático, ese gesto dice más que cualquier crítica. Cuando Ochoa rompe su propia regla y se queda viendo, es porque algo logró atravesar el filtro más duro: el suyo.

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