"Que no quede huella que no y que no, que no quede huella" , dice una canción de Bronco . Esas palabras quedan como anillo al dedo para lo que ocurre hoy en los cines durante su día de reapertura.

La asistencia ha sido mínima. De vez en cuando aparece alguna pareja o familia pequeña que compra su boleto y se dirige a la sala. En cuanto se van de la taquilla, un empleado del lugar apunta la superficie con la que tuvieron contacto, dispara sanitiznate y frota con una franela hasta que no quede huella.

Los 27 empleados del Cinépolis de Patio Universidad traen puesta careta y cubrebocas. Muchos sostienen su spray y se mueven de un lado a otro limpiando las superficies, atentos al recorrido de los asistentes. Hay un encargado de medir la temperatura en la entrada, poner gel antibacterial y corroborar que todo esté en orden.

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Ya adentro, los asistentes eligen entre un catálogo de 11 películas, entre ellas "Escuela de Seductores", "La Cacería", "Retrato de una mujer en llamas", "Baba Yaga" y "Soltera, divorciada y fantástica", que aunque no es estreno, se ha puesto en cartelera. Las 36 funciones del día se han distribuido en un horario de 12 a 20 horas, pero muchas de ellas han comenzado sin ningún espectador.

El cine en la nueva normalidad

Raymundo y su acompañante son de esos pocos que se animaron a venir al cine aunque la pandemia no haya sido controlada todavía. Querían ver "Mulan", pero como no estaba compraron entradas para "Escuela de seductores".

"Me siento muy bien de venir porque ya se nos había hecho mucha rutina la casa, y qué bueno también por los comercios porque la economía ya va a estar mejor", dijo a EL UNIVERSAL.

En cuanto al temor a contagiarse, señaló que no estaba preocupado luego que "sí cumplen con las medidas de higiene necesarias y eso da más tranquilidad".

Para esta pareja fue como comprar entradas para una función exclusiva, ya que alrededor de ellos no había nada más que letreros y asientos bloqueados con cinta, tratando de garantizar la sana distancia.

Al terminar cada función, los trabajadores se encargan de limpiar todo para la siguiente proyección, y luego anotan en una pequeña pizarra afuera de la sala las labores de limpieza realizadas.

Con los baños es lo mismo.

Los lavabos están bloqueados uno sí y uno no, ya no hay botes para papel de baño y cada que alguien sale, entra una persona encargada de limpiar con otro spray no solo la taza, sino la superficie donde se lavan las manos.

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Adrián, gerente de este cine, enfatiza que están poniendo sumo cuidado a cada área para garantizar mayor seguridad, por ello las áreas de condimentos para alimentos como cebolla, tomate, chile y salsas están bloqueados, todo se da en paquetitos cerrados, hasta las palomitas.

Sin duda, cuando uno va al cine va en busca de experiencias, de historias, pero ir al cine en medio de una pandemia, con decenas de señalamientos que reiteran la importancia de la sana distancia, con gel antibacterial por todos lados, es otro boleto.

nrv

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