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Santiago de Chile.— Como un movimiento sociocultural creado después de la dictadura militar de Chile, hoy concluye la edición 26 del Festival Internacional Santiago a Mil.
A lo largo de 15 días el encuentro ha reunido propuestas de danza, música y teatro de países como Argentina, Alemania, Sudáfrica y México.
“En Chile el teatro tiene mucha historia, la misma historia de la nación. Son 200 años de teatro”, comenta Carmen Romero, directora ejecutiva de la Fundación Teatro a mil.
“Por fortuna, las salas que antes tenían problemas para llenarse ya no son un tema, durante todo el año están bastante completas”.
Romero explica que las propuestas que se han presentado a lo largo de los años tienen una fuerte relación con los procesos sociales del país. En esta edición las mujeres son unas de las protagonistas con montajes como Paisajes para no colorear, que retrata la historia de maltrato y abuso a jóvenes menores de 17 años.
“En Chile, como el resto del mundo, explotó el tema de las mujeres y salieron las estudiantes a reclamar sus derechos, y nosotros veníamos preparando un festival con fuerte presencia femenina haciendo incapié en ello. Fue una coincidencia temática. Ha sido bueno mirar desde la mujer los temas de hoy, cuáles son las nuevas utopías desde las mujeres, qué hacemos con este mundo loco que está totalmente confundido”, comenta.
Uno de los objetivos actuales del encuentro es trabajar en la descentralización del festival , saliendo de la capital de Chile y llegando a otras comunidades, además de pisar otros países. De acuerdo con Romero, si bien existen recintos donde se presenten las obras, son las calles uno de los puntos principales al ser de mayor acceso para el público.
En esta edición, la puesta en escena Antígona del dramaturgo David Gaitán fue la encargada de representar a México, ofreciendo tres funciones en el Teatro Camilo Henríquez.
“Las artes son un vínculo natural que puede provocar que nos acerquemos más como seres humanos”, dice Carmen Romero.
