Ver pornografía quizás nunca había sido tan sencillo para un adolescente, gracias a internet. Sitios web y redes sociales son una fuente de material sin necesidad de comprobar la mayoría de edad.

Sin embargo, este fácil acceso al consumo de pornografía podría estar cambiando la manera en que los jóvenes experimentan y ejercen su sexualidad .

Eso es lo que sugiere un artículo del “New York Times” (What Teenagers are learning from online porn, de Maggie Jones) en donde se habla de las opiniones compartidas por un grupo de adolescentes que forman parte de una clase llamada “The Truth About Pornography: Porn Literacy”, en Boston.

Algunos de los participantes mencionaron que de la pornografía obtenían ideas para posiciones sexuales, pero también se quedaban con la idea de que los hombres necesitan ser musculosos y someter a las mujeres, las cuales -por su parte- gimen por todo y las excita cualquier cosa.

En el caso del sexo anal, por ejemplo, algunos señalaban que no lo harían sin antes preguntarlo a su pareja, pero otros lo harían sin pensarlo porque en la pornografía las mujeres parecen disfrutarlo.

Según los datos del artículo, en Estados Unidos los chicos -en promedio- ven pornografía por primera vez a los 13 años y las mujeres a los 14.

De acuerdo con una de las encuestas citadas en el texto, una gran porcentaje de los chicos había visto videos de hombres eyaculando en la cara de mujeres (práctica conocida como “facial”) y una tercera parte de ambos sexos vio material de sadomasoquismo, bondage y dominación. Doble penetración, sexo grupal y sexo oral rudo fueron otras de las prácticas consultadas.

Al parecer, la idea de que cierto grado de violencia debe formar parte de una relación sexual está presente en la mente de muchos jóvenes, uno de los cuales dijo recordar mucho una escena en la que la mujer resultaba aburrida por un hombre que se acercaba a ella de una manera más tranquila y prefería al hombre más agresivo.

Un estudio de 2010, de los videos porno mejor vendidos entre 2004 y 2005, reveló que 88% de las escenas mostraba alguna agresión verbal o física, como nalgadas y cachetadas. En un estudio más reciente, de seis mil videos de escenas porno heterosexuales, el porcentaje de agresión fue de 33% y en ambos estudios se mostró que la mujer era la que recibía las agresiones 90% del tiempo.

Otra tendencia que parece haber cambiado con el consumo de pornografía es el interés por el sexo anal, pues mientras que en 1992 sólo 16% de las mujeres entre 18 y 24 años lo había intentado, para 2009 ya era 40%. En un estudio sueco de 2016, realizado entre 400 adolescentes de 16 años, el porcentaje de chicas que intentó sexo anal se duplicó si veían pornografía.

Lo que destaca el artículo es que los adolescentes podrían estar confundidos sobre lo que quieren o piensan que deberían tener en el sexo, en gran parte porque no están del todo seguros de lo que es real y falso en la pornografía.

Para varias generaciones, la pornografía ha sido su guía de información acerca del sexo y eso influye en sus ideas sobre intimidad, poder, masculinidad y feminidad.

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