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Ya sea por tener bajo su cargo las labores de cuidados en la familia; por la propia estructura social, que históricamente ha favorecido al género masculino, o porque los temas que ellas proponen no son del interés de los hombres que lideran la industria, las mujeres han visto mermada su participación dentro del cine.

“Para todo esto tiene que ver mil cosas, pero sí creo debemos tener más directoras y productoras en México”, opina Mónica Vargas, productora de Mentada de padre y Más sabe el diablo por viejo.

“Tal vez cuando una mujer se da cuenta de la cantidad de horas que se pasa en el set y se tiene un hijo chiquito y no se tiene quien ayude, se pierden ahí mujeres”, explica.

Al revisar las 10 cintas más taquilleras de cada año entre 2014 y 2018, hay cuatro mujeres liderando entre 50 proyectos: las directoras Gabriela Tagliavinni y Teresa Suárez por Cómo cortar a tu patán y ¿Qué le dijiste a Dios?, respectivamente, la cineasta Catalina Aguilar, por Todos queremos a alguien y Martha Higareda como productora de No manches Frida.

En el mismo periodo varias de las cintas más vistas tienen como personaje central a una chica y algunas, hasta en el título hace alusión a ellas, pero siempre dirigida por un hombre: A la mala, Gloria, Treintona, soltera y fantástica y La boda de Valentina.

“No es que no se hayan dado cuenta que somos importantes en el mercado, lo tienen clarísimo, hay necesidad de poner mujeres en el espacio protagónico porque los que compran boletos de cine no sólo son hombres”, dice Hipatia Argüero, escritora y miembro del colectivo #YaEsHora.

“(Pero) Es poner a la mujer de cierta manera, apelando a ciertos valores, estructuras, y mucho de eso es desde esa estructura patriarcal donde hay una clara ignorancia de lo que es ser mujer, pues todas buscan el amor y eso es una visión poco crítica; hay mujeres en protagónicos, pero no necesariamente en su producción, realización”.

Laura Imperiale, con casi 30 años en el medio de la producción (El evangelio de las maravillas), expresa que en varias ocasiones, aunque sea de manera insconsciente, se desecha a la mujer en el cine.

“Cuando empecé a relacionarme con sindicatos, era llevar a alguien de mi equipo hombre; a pesar de que yo iba a tomar la decisión, se dirigían a él”, recuerda.

“Hay una sociedad conformada para no darnos los espacios que por naturaleza merecemos, pero se han ido ganando, luchando”.

Y la lucha sigue. Ana Laura Calderón, directora de Dibujando al cielo, con Maite Perroni, está impulsando su nuevo filme Corazón de mezquite, hablado en mayo, lengua de la región sonorense a punto de extinguirse.

“Cuando comencé como editora sentía cierto rechazo por ser mujer, como que esperaban fuera un hombre. Ya en dirección no”.

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