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Billy Bob Thornton odiaba hablar con la prensa.

Era lógico. Hubo una época en la que todos los días lo acosaban con preguntas enfocadas en su matrimonio con Angelina Jolie: ¿Por qué se casaron a unos meses de conocerse? ¿Por qué ambos llevaban un collar con sangre del otro? ¿Qué opinaba del tatuaje con su nombre que Angelina se había hecho en el brazo izquierdo? ¿Qué sentía de estar casado con una mujer 19 años menor que él?

Hoy, a los 62, la vida es distinta. Habla tranquilamente de sus proyectos, porque aunque todos lo ubican por aquella relación fugaz e intensa con Jolie, también destacan sus actuaciones recientes: hace cuatro años obtuvo su primer Globo de Oro a Mejor Actor (en una Miniserie) por Fargo, y hace dos años repitió la fórmula (en Drama), por Goliath.

Lo del collar de sangre fue todo un tema, la pareja fue acusada en su momento de “vampírica” o “satánica”, pero Thornton ve esa experiencia menos trascendente: ambos iban a estar lejos unas semanas y para no extrañarse tanto decidieron colocar una gota de sangre del otro en un collar.

“La verdad, creo que mi vida es más aburrida de lo que la gente cree que es”, confiesa en entrevista con EL UNIVERSAL. “La gente está demasiado interesada en actores y músicos, en cómo les gusta vivir, pero eso no importa tanto. Yo no he cambiado en esencia de lo que era hace 19 años y se han dicho muchas cosas locas de mí”.

Thornton admira el trabajo de su ex pareja, con quien alguna vez ha conversado, pero lejos de los reflectores valora compartir las tardes con su esposa, Connie Angland, y la hija de ambos, Bella.

Es muy opuesto a la imagen de hombre malo que siempre se ha formado, incluso en sus personajes: en Fargo interpretó a un asesino a sueldo, y en Goliath, a un abogado alcohólico que lucha contra un poderoso bufete.

Esta última serie fue un éxito. Amazon Prime Video decidió renovarla en una segunda temporada que puede ser vista en la plataforma. En la primera etapa, representó a un hombre —también llamado Billy— que, tras perderlo todo y vivir en un motel siendo alcohólico, es invitado a llevar un juicio que incluye al bufete que lo despidió. Una oportunidad para renacer.

“Me he sentido así. He estado deprimido por estar en la cima de la colina y en el fondo del valle”, se sincera. “Por eso comparto el sentido de justicia de mi personaje, porque a veces la ley o el sentido de justicia, no es lo mismo para todos”.

En esta temporada, la serie ha decidido ir un paso adelante y enfocarse en temas más cercanos para los ciudadanos de Los Ángeles, como los derechos de migrantes —“ellos aportan mucho a una cultura que pocos valoran”, enfatiza—. Esto ha redirigido el eje de la historia, la del débil David que lucha contra el fuerte Goliat, con la que se identifica.

“Prácticamente toda mi vida ha sido de esa manera: cuando me crié era muy pobre. Crecí en un lugar paupérrimo del sur en donde no tenía muchas oportunidades. Tuve que crearlas de cualquier manera, como todos, aprender de los errores y crecer en todos los sentidos”.

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