Mientras en el caso de Guillermo Padrés la ficha roja girada el viernes a la Interpol confirma que desde el gobierno federal, concretamente en la PGR alguien falló —por error o deliberadamente— en la vigilancia del ex gobernador de Sonora que “desapareció” cuando tenía órdenes de aprehensión giradas desde el 29 de septiembre, ahora en el caso de Javier Duarte la procuradora Arely Gómez tiene encima todos los ojos del país para evitar una posible fuga del gobernador con licencia de Veracruz, luego de que ayer se desataran los primeros rumores de un presunto escape de Duarte.

Aunque la versión del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes, de que Duarte había tomado un helicóptero el sábado pasado con destino a Puebla no fue confirmada, se sabe que desde la semana pasada la procuradora recibió llamadas desde la Oficina de la Presidencia para preguntarle por el estado de las investigaciones que la dependencia lleva en contra de Javier Duarte y saber el grado de avance que se tiene para proceder en contra del mandatario veracruzano. La respuesta de la procuradora fue que la investigación está en manos de uno de sus subprocuradores de mayor confianza, José Guadalupe Medina, que sí hay elementos para proceder y que sólo está en espera de que la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda le entregue los últimos resultados de los análisis de las cuentas de Duarte para concluir la investigación y proceder penalmente. La procuradora habría garantizado en esas llamadas, según fuentes de la casa presidencial, que se han tomado “todas las acciones para evitar un probable intento de fuga” del indiciado.

Con Duarte hay un “acuerdo pactado” para que responda a las acusaciones de la PGR, aunque nada garantiza que el enloquecido gobernador no rompa cualquier acuerdo y decida fugarse o cumplir las amenazas que, veladamente, ha mandado en sus últimos mensajes a la residencia presidencial, por aquello de las complicidades financieras que existieron entre el gobierno de Veracruz y la campaña presidencial de 2012.

Por lo pronto, las filtraciones sobre los empresarios que formaron parte de la red de negocios y corrupción de Duarte de Ochoa son parte de un expediente que Miguel Ángel Yunes envió desde hace varios días a Los Pinos para evidenciar no sólo el estado de crisis financiera y de inseguridad en el que el saliente deja la entidad, sino también los nombres de empresarios que le sirvieron de “socios” en sus negocios y manejos financieros. Y ahí, por encima de algunos nombres que empiezan a salir como sus presuntos “prestanombres” —como el de Jaime Porres Fernández, Moisés Mansur y José Armando Rodríguez Ayache— en ese expediente aparece un nombre de mucho mayor peso, como uno de los que hicieron millonarios negocios con la administración duartista en Veracruz: Pedro Aspe Armella.

Contra el ex secretario de Hacienda hay un señalamiento directo en esos expedientes elaborados por Yunes Linares y que conocen en Los Pinos: que se asoció con Javier Duarte, a través de su empresa Evercore, en la operación y gestión de la multimillonaria deuda del Estado, a través de la cual, Aspe recibió varios pagos dudosos de hasta 33% de algunas partidas presupuestales del gobierno estatal. Quién sabe si esa “asociación de negocios” entre Aspe y Duarte salga en el expediente financiero que está por entregar la Secretaría de Hacienda o si sus pupilos protegerán al ex secretario.

Por lo pronto los ojos del país están puestos sobre la PGR y sobre la procuradora Arely Gómez para saber cuándo y de qué modo procederá contra el gobernador con licencia de Veracruz y si, como ya ocurrió en el caso del panista Guillermo Padrés, no terminan teniendo que solicitar otra ficha roja a Interpol para localizar a un Duarte prófugo. El ridículo sería monumental para la procuraduría y para el presidente Peña Nieto, que también está bajo sospecha en todo el entramado de corrupción veracruzano.

NOTAS INDISCRETAS… Por cierto, cuesta creerlo, pero nos dicen que días antes de que pidiera licencia, hubo un encumbrado senador del PRI que todavía trató de interceder en Los Pinos a favor de Javier Duarte. La respuesta que le dieron al parlamentario priísta fue que el asunto ya estaba en manos de la PGR donde procederían, de tener elementos. Tan real fue ese intento del senador que horas después de que Duarte anunciara su licencia en televisión, desde la residencia presidencial llamaron al senador para pedirle que le transmitiera un mensaje a su defendido: “Que respete el acuerdo pactado y que no intente ninguna maniobra para darse a la fuga”. ¿Quién será el senador que hizo de oficioso defensor de Duarte?...Los dados mandan doble escalera. Mejora el tiro.

sgarciasoto@hotmail.com

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