Con la renuncia del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, el presidente Enrique Peña Nieto pierde a su hombre de mayor confianza y confirma que la decisión de invitar y recibir en Los Pinos al candidato republicano, Donald Trump, fue un “error histórico”, planeado y ejecutado por el ex titular de las finanzas públicas. Videgaray se va por su soberbia y porque de no haber ofrecido su cabeza, ponía en peligro la del presidente; pero aún fuera del gabinete, el llamado “vicepresidente”, mantiene control y los mismos lineamientos sobre la política económica con la decisión de Peña Nieto de nombrar en Hacienda, al experimentado José Antonio Meade, amigo y miembro del grupo compacto de Videgaray.

El golpe emocional y político para Peña Nieto se hizo evidente en su intento por despedir con elogios y reconocimientos al hombre fuerte de su gabinete; el mismo presidente encabezó los aplausos para Videgaray por su eficiencia recaudatoria, y mientras en Los Pinos lloran su salida, en las calles y negocios del país, trabajadores, comerciantes y empresarios celebran la caída de secretario que castigó como pocos a los contribuyentes cautivos con su Reforma Fiscal y los dolorosos “gasolinazos”, cuya soberbia lo llevó a creer que podía no sólo mandar sino también pisotear a sus compañeros de gabinete, usurpando funciones y actuando como jefe de la diplomacia.

En los cambios llamó la atención la decisión de Peña Nieto de no darle la codiciada Sedesol a Miguel Osorio Chong, que se mantiene en Gobernación, con todo lo que eso signifique para sus aspiraciones presidenciales. El presidente prefirió mandar a la dependencia que maneja el gasto social a un amigo incondicional suyo, sin mayores aspiraciones políticas que su lealtad, como lo es Luis Miranda Nava, que después de negociar con la CNTE y darles todo cuanto le pedían, ahora irá a repartir despensas y apoyos contra la pobreza.

Extraoficialmente se mencionó que Manlio Fabio Beltrones estuvo presente en Los Pinos. Recién regresado de un viaje al extranjero, el sonorense se habría reunido con el presidente antes de que se anunciaran los cambios. No se cumplió la especulación de un regreso de Manlio ni su incorporación al gabinete, pero sí pareció ser el reconocimiento a lo que desde hace un par de meses, antes de renunciar a la dirigencia del PRI, había pedido Beltrones: la cabeza de Videgaray y “cambios necesarios y urgentes” en el gabinete. ¿Cuánto desgaste se hubiera ahorrado Peña Nieto y el país si hubiera sacrificado antes a su soberbio consejero principal?

Google News

Noticias según tus intereses