Hay una razón que justifica la sociedad entre el PAN y el PRD: vencer al PRI. No existe otro motivo que les ubique juntos porque su oferta política y también su electorado son distintos.

Sin embargo, cuando la hegemonía del tricolor hace que la pluralidad política esté en riesgo, los dirigentes de ambos partidos abogan a favor de tal comunión.

La alternancia en Oaxaca, Sinaloa o Puebla, por ejemplo, habría sido difícil de concebir sin esta circunstancia.

En los tres casos, por cierto, hay un elemento suplementario: los candidatos triunfadores —Gabino Cué, Mario López Valdez y Rafael Moreno Valle— fueron antes priístas.

Con esta experiencia en mente, los actuales dirigentes del PAN y del PRD han propuesto que sus respectivas fuerzas políticas concurran juntas, en al menos seis entidades, para las elecciones locales de este año 2016.

Por obvio argumento la iniciativa no encajó bien dentro del PRI cuyo dirigente, Manlio Fabio Beltrones, calificó esa asociación como contraria a la naturaleza.

El partido del Presidente podría llevarse más del 80%, sobre los más de 6 mil 200 cargos que se someterán a las urnas. En 2016 serán electos 965 presidencias municipales y aproximadamente 4 mil 800 puestos a regidor o síndico. A lo anterior se suman casi 400 curules para legislador local, 60 representantes constituyentes para la ciudad de México y 14 gubernaturas.

La fuerza que se lleve la mayoría de estos cargos obtendrá además una posición privilegiada de cara a las elecciones presidenciales del año 2018.

Doble es entonces la intención de las oposiciones para concurrir juntas frente a los comicios que vienen. Y es que cada uno de estos cargos significarán recursos humanos y materiales para movilizar en futuras elecciones; implicarán capacidad para acarrear clientelas, pagar propaganda, ocupar la escena pública, negociar con los medios, asegurar, pues, músculo político cuando más haga falta.

De las catorce gubernaturas en juego para este año, en casi todas el PRI arranca con ventaja. De acuerdo con Buendía & Laredo, el tricolor trae mejores preferencias en Chihuahua, Colima, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

En Aguascalientes las intenciones de voto estarían empatadas con el PAN.

Con respecto al Congreso local en Baja California, el PRI sería segunda fuerza —debajo del partido azul— y en la ciudad de México lo mismo para la elección del constituyente, pero atrás de Morena.

Desde una perspectiva aritmética se entiende mejor la apuesta aliancista: en Aguascalientes la coalición PAN-PRD podría ganarle al PRI, lo mismo que en Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

La conclusión es sencilla: sin la alianza PAN-PRD el PRI puede llevarse carro completo en 2016; en contraste, con ella las oposiciones se quedarían con al menos un tercio del pastel y por tanto, con mejor capital para competir por la presidencial hacia 2018.

ZOOM: una cosa es ganar elecciones y otra gobernar; salvo excepciones, los gobiernos PAN-PRD han sido un desastre.

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@ricardomraphael

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