Hace 78 días que Enrique Ochoa Reza relevó en el PRI a Manlio Fabio Beltrones y ni siquiera ha podido conformar su Comité Ejecutivo Nacional. En medio, es blanco de fuego amigo disparado desde las propias filas del partido que se supone dirige. ¿O acaso no vino de ahí la filtración del cheque con la millonaria liquidación a la que no tenía derecho porque renunció a la CFE sin haber cumplido tres años en el cargo?

Tampoco prosperan sus pretensiones de limpiar la casa y una muestra lamentable es que apenas consiguió suspender temporalmente los derechos partidistas del corrupto gobernador de Veracruz, Javier Duarte, y no pudo tocar, ni con el pétalo de una rosa, a los igualmente desprestigiados gobernadores Roberto Borge, de Quintana Roo, y César Duarte, de Chihuahua, no obstante que al frente de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria está Fernando Elías Calles, quizás el único mando directamente vinculado a él.

¿Qué pasa en el PRI y qué futuro le espera de cara a las cruciales elecciones del año entrante en el Estado de México y las presidenciales de 2018? ¿Se dividió el viejo partido después de perder con Beltrones nueve gubernaturas, y de que Luis Videgaray, todavía como secretario de Hacienda, impusiera a su incondicional Enrique Ochoa Reza al frente de sus filas?

Va está hipótesis: el PRI no está dividido, está secuestrado. El verdadero control del Revolucionario Institucional lo ejerce hoy Emilio Gamboa Patrón, el líder de los senadores tricolores, más ahora que Videgaray sufrió severo daño colateral por la insensata e inútil visita de Trump a Los Pinos que el mismo propuso y operó.

Una pista: Ochoa Reza está copado por gente de Gamboa. Al frente de la poderosa secretaría de Acción Política le impusieron a Héctor Gómez Barraza, quien fuera coordinador de asesores del líder senatorial del tricolor. Desde ahí hace mancuerna con el secretario de Acción Electoral, el senador Arturo Zamora, candidato perdedor a la gubernatura de Jalisco y herencia de Beltrones.

Más aún: Ángel Meixueiro, ex secretario técnico del líder senatorial priísta, lo es hoy de Ochoa Reza; y el diputado federal suplente Alejandro Juraidini, hijo de Jorge Juraidini, suplente de Gamboa en el Senado, mueve los hilos de la priísta Red de Jóvenes por México.

Emilio Gamboa, por lo demás, mantiene un sólido vínculo con su “compadrito” (así se dicen en privado) Manlio Fabio Beltrones. Dicen los que saben que fue Gamboa el que le vendió al presidente Peña Nieto y al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong como gran jugada política la idea de “calmar a Beltrones” (¿estaba soliviantado?), con la designación de su yerno Pablo Escudero como presidente del Senado y de su hija Sylvana, como la encargada de fijar la posición del PRI en el 4to informe presidencial.

El líder de los diputados tricolores, César Camacho lo explicó así: “buscamos acreditar un puente con Manlio Fabio Beltrones” y entonces cabe preguntar: ¿estaban rotos los puentes?, o ¿calmarlo de qué?, si finalmente perdió nueve gubernaturas, aunque haya dicho que fue porque no lo tomaron en cuenta.

Gamboa, como muchos otros priístas, nunca vieron con buenos ojos la imposición de Ochoa Reza y ahora reaccionan así ante hechos consumados. El líder senatorial del PRI la juega bien con su “compadrito” Beltrones, cuyo nombre ha vuelto a ser insistentemente mencionado para ir a una secretaría de Estado que tiene el despacho en Bucareli.

INSTANTÁNEAS. 1. IMPOSICIÓN. El líder de los diputados del PRI, César Camacho Quiroz se mueve para imponer a su secretario particular, Paul Ospital Carrera como líder juvenil del tricolor. Ospital está casado con Alejandra del Moral, directora del Bansefi, cargo en que la puso el ex secretario de Hacienda Luis Videgaray. Éste y su grupo político no están de brazos cruzados frente a la práctica inmovilización política del líder del PRI, Enrique Ochoa Reza. Ospital sustituiría a Christopher James, actual dirigente de la Red de Jóvenes por México, quien será el próximo jefe de oficina del líder nacional del tricolor.

2. ¿QUE NOS PASA? Muy lamentable el asalto ocurrido en Periférico ayer y que, grabado por un automovilista, dio vuelta al mundo de Twitter, causando indignación contra las autoridades. Se justifica el enojo, pero también cabe esta reflexión: hay un lugar donde la policía no puede llegar: el interior de nuestras casas. ¿Acaso los padres de esos y otros asaltantes no saben a lo que se dedican sus hijos? Lo más seguro es que sí y, por supuesto, no lo denuncian. Lo ven como si ese fuera su trabajo y se benefician de los obtenido ilícitamente. Igual que madres, hay esposas de ladrones que tampoco denuncian las actividades ilegales de sus maridos. ¿Cómo acabar con la inseguridad cuando la gente sólo se queja, pero no denuncia?

rrodriguezangular@hotmail.com

@RaulRodriguezC

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