El alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, y gran parte de la clase política jalisciense, de casi todos los colores partidistas, tiemblan por la detención de Sergio Kurt Schmidt Sandoval alias La Pistola, presunto operador financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). La inteligencia aportada por esa captura empieza de develar una extensa y añeja red de complicidades entre el narcotráfico y las autoridades estatales.

Aunque la Comisión Nacional de Seguridad rechaza que la detención ocurrida el 18 de agosto pasado esté relacionada con el secuestro, días antes, de tres hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, fuentes del Ejército que pidieron el anonimato, citadas por el blog de información militar y seguridad nacional estadomayor.mx (Juan Veledíaz, 29 de agosto de 2016), aseguran que otro de los levantados en el restaurante La Leche de Puerto Vallarta la madrugada del 15 de agosto, fue un capitán retirado del Ejército, Daniel Calva Tapia, de 53 años, en cuyo vehículo la policía encontró documentos en los que aparecía el nombre de Schmidt Sandoval, lo que, señalan, llevó finalmente a su detención.

El procurador de Jalisco, Eduardo Almaguer Ramírez, identificó a Calva Tapia como uno de los plagiados y se refirió a él como el director de una empresa de seguridad privada que opera en Nayarit y Jalisco.

El caso es que Calva Tapia, después de estar en la Defensa y de ser comandante en la Dirección General de Aeronáutica Civil de la SCT, fue escolta del ex gobernador panista de Jalisco, Emilio González Márquez. En ese trabajo conoció y se relacionó con Schmidt Sandoval, quien tenía diversos negocios con el mandatario blanquiazul, entre otros, el de proveer, a través de la empresa Commser de Occidente, la alimentación de toda la población penitenciaria de Jalisco, incluida la del penal de máxima seguridad de Puente Grande, mediante contratos millonarios firmados entre 2007 y 2013. La concesión con Puente Grande la mantuvo hasta 2015, segundo año del actual gobernador del PRI, Aristóteles Sandoval, cuyo poderoso padre, el magistrado Leonel Sandoval Figueroa, habría tenido contacto con Schmidt Sandoval, a través de uno de sus hombres de confianza, Francisco Ayón López, hoy secretario de Educación del estado.

En Commser de Occidente, Schmidt Sandoval está asociado con Otto Camarena, amigo de la infancia junto con el hoy finado Javier García Morales, Javiercillo, hijo del ya también fallecido y en su momento poderoso político del PRI, Javier García Paniagua, hijo a su vez del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa de Gustavo Díaz Ordaz cuando la matanza de Tlatelolco en 1968.

La Pistola ya había sido detenido en noviembre de 1982 por un asalto bancario por más de 90 millones de pesos cometido en Lagos de Moreno junto con Jesús González Márquez, hermano de Emilio, el ex gobernador panista (El Informador, 12 de noviembre de 1982).

Quien los ayudó a librar el problema fue su amigo Javiercillo, por medio de la influencia de su padre, Javier García Paniagua, quien en esos tiempos había sido nombrado secretario del Trabajo por el presidente José López Portillo, luego de que fracasara su aspiración a la candidatura presidencial priísta (14 de octubre de 1981).

García Paniagua, quien había sido titular de la Dirección Federal de Seguridad en la época de la Guerra Sucia y después subsecretario de Gobernación (1976-1980), así como secretario de la Reforma Agraria (1980-1981), jefe de la policía de la Ciudad de México (1988) y director de la Lotería Nacional (1991), incorporó a su equipo de trabajo a Schmidt Sandoval y a Otto Camarena. Éstos aprovecharon su relación política para consolidar presencia y negocios en Jalisco.

Con esa influencia se acercaron al Cártel de Sinaloa, cuyo operador en Jalisco, Ignacio Coronel Villarreal, fue abatido por el Ejército en julio de 2010. Entonces tomó el control su lugarteniente, Nemesio Oseguera El Mencho, quien rompió con el cártel de El Chapo para conformar el de Jalisco Nueva Generación y establecer su principal centro de operaciones para la producción de metanfetaminas, en el municipio conurbado a la capital jalisciense, Tlajomulco de Zúñiga, considerado por la DEA “la capital del Ice”, cuando era gobernado por el entonces priísta Enrique Alfaro, hoy munícipe de Guadalajara por las siglas de Movimiento Ciudadano.

Fue entonces, ya vinculado a la organización criminal de El Mencho, cuando La Pistola se convirtió en uno de los principales impulsores y sustentos de Alfaro. La esposa del hoy detenido, Adriana Díaz Guzmán, fue proveedora del gobierno de Tlajomulco, a cuya policía rentó un inmueble de su propiedad, para convertirlo en su cuartel general.

La red es intrincada y de un alcance todavía no imaginado. Es la narcopolítica que, por lo pronto, dañó ya en sus cimientos la aspiración del acalde tapatío de ser gobernador de Jalisco.

rrodriguezangular@hotmail.com

@RaulRodriguezC

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