Si hace tres años, algún economista hubiese previsto que hoy el tipo de cambio spot estaría en 19 pesos por dólar, hubiera sido calificado de poco serio y profesional. No hubiesen faltado los juicios de los analistas responsables, que parodiando a Carlos Monsiváis, hubiesen hecho, en el mejor de los casos, un llamado fraternal al colega para que “modere su pesimismo”.

Pero no vayamos tan lejos, apenas hace dos meses, un prestigiado columnista se había atrevido a pronosticar públicamente que el tipo de cambio regresaría a los 16.80. Como el vaticinio falló culpó a quienes se la han pasado metiendo miedo a los inversionistas con la desaceleración mundial, la caída del precio del petróleo, recesión de China, el Brexit; y que ahora tienen nuevos fantasmas con los que asustar como Trump y sus amenazas de repudiar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o de Hillary Clinton de revisarlo. Son los detractores del gobierno que quieren que fracase, pues.

Al respecto hay que hacer algunas puntualizaciones, como diría un célebre personaje. El Brexit era un evento imprevisto más no improbable. Tanto las casas de apuestas como las encuestas vaticinaban que no iba a ganar la propuesta de salida de Reino Unido de la Unión Europea; vamos hasta sus propios promotores no pensaban que iban a ganar, por lo que fueron los primeros en mostrarse sorprendidos y luego asustados con el resultado.

Pensar que en las democracias se puede controlarlo todo, es seguir pensando con una lógica autoritaria muy común en México, por cierto. A veces la gente puede tomar decisiones que pudieran ser insensatas, movidas por el enojo contra la globalización que no se refleja en su calidad de vida.

La disminución del precio del petróleo volvió a acentuarse en el último mes y ha sido una de las causas del retroceso de la bolsa de valores, luego de varios máximos históricos. Las calificadoras internacionales pusieron al país en perspectiva negativa, porque reconocen que las finanzas públicas se encuentran en una situación vulnerable.

Hasta hace poco los ingresos petroleros llegaron a representar 40% de los ingresos presupuestarios y en 2015, apenas 20%, que han sido compensados por los esfuerzos recaudatorios generados por la reforma hacendaria de 2014, por cierto.

Efectivamente, no hay recesión en China, pero sí una fuerte desaceleración que ha generado una menor demanda de las materias primas afectando su precio. Incluso, el yuan ha retomado su tendencia a la depreciación frente al dólar para no perder competitividad de sus exportaciones y obviamente impactando las depreciaciones de sus competidores.

La presión de Trump ha sido tan fuerte, que luego de la Convención Republicana, la Secretaría de Relaciones Exteriores aceptó que el TLCAN podría ser renegociado; misma postura que fue impulsada por la plataforma del Partido Demócrata. Por ende, aunque el candidato republicano no gane, ya colocó el tema en la agenda bilateral. Esto no es indiferente para los mercados y no ha sido descontado del todo, porque la amenaza todavía es potencial.

La versión oficial es que la volatilidad financiera viene de fuera y que México se encuentra con fuertes fundamentos macroeconómicos comparado con mejores expectativas de crecimiento de Brasil, Argentina, Venezuela, etcétera, pero como el peso mexicano es una moneda de gran liquidez, se ve afectado por las operaciones de cobertura y de derivados.

Los factores internos también tienen un gran impacto. Creer que los analistas internacionales pueden ser manipulados, es pecar de soberbia y subestimar la información y capacidad que tienen. A principios de junio, se filtró un reporte interno de un banco extranjero y hablaba de cosas que todos vemos: incertidumbre por la inseguridad, las protestas sociales, la corrupción y su impacto en los negocios. Otro analista de otro banco recomendaba dejar de usar la política salarial para contener la inflación, porque estaba generando una bajo crecimiento crónico del mercado interno.

En su gira a Europa el Presidente de México recibió dos reclamos: las graves violaciones a derechos humanos y los enormes casos de corrupción que afectan la inversión. Ambos temas son muy sensibles para la renegociación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. Incluso, la falta de un estado de derecho en las cosas más elementales, es desesperante. Ana Laura Magalloni, investigadora del CIDE, ha escrito bastante sobre el tema.

Sin embargo, los especialistas del sector privado encuestados por el Banco de México en julio siguen creyendo que los principales factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico son externos: debilidad del mercado externo y la economía mundial; inestabilidad financiera internacional. En un lejano tercer lugar reconocen a la plataforma de producción petrolera.

En conclusión, los factores internos y externos pesan en la trayectoria del tipo de cambio. Esto va más allá de la filias y fobias políticas que se puedan tener; pero sigue latente una tendencia a considerar que todos los males nos vienen de fuera.

Maestro en Economía
Email: pabloail@yahoo.com.mx

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