Existen elecciones tan cerradas e importantes que cada uno de los candidato juegan un papel fundamental para la definición final, el ejemplo más evidente es la que decidirá al próximo gobernador del Estado de México.

Tras los buenos dividendos obtenidos de las coaliciones en los comicios estatales de junio pasado, el PAN y el PRD sostuvieron negociaciones durante meses, intentando fraguar una alianza que tuviera la fuerza suficiente para derrotar al PRI en el estado donde tiene su mayor capital político.

El panorama comenzó por complicarse, cuando ambos partidos buscaban imponer a un candidato de su extracción; por un lado el Partido de la Revolución Democrática veía una estrategia para recuperar la gran fuerza que perdió en la Ciudad de México ante el avance creciente de Morena, por el otro, Acción Nacional pretendía lograr posicionarse como favorito rumbo a las elecciones de 2018.

AMLO y el PRI eran los enemigos principales, empero los intereses particulares desenlazaron una elección de candidatos que terminó por perjudicar mucho más al PAN y principalmente a su líder nacional Ricardo Anaya.

Al inicio de la campaña, cuando Alfredo del Mazo, Delfina Gómez y Josefina Vázquez Mota se encontraban en un empate técnico en casi todas las encuestas, nadie se imaginaba que el protagonista de esta elección sería Juan Zepeda, del PRD.

Juan Manuel Zepeda Hernández, ex alcalde y ex diputado local, llamó la atención sobre sus adversarios por su perfil, diferenciándose por su naturalidad y facilidad de comunicarse sin un halo netamente político y acartonado.

Su habilidad argumentativa se ha evidenciado en los distintos debates, colocando frases como “qué bueno que te enganchaste”, denotando carisma y suspicacia.

El protagonismo de Zepeda puede entenderse en comparación con sus contendientes principales; Del Mazo, que no sólo es el primo del presidente Enrique Peña Nieto, sino también es una calca comunicativa y de imagen. Delfina Gómez ha apostado por la naturalidad con un lenguaje muy básico que ha rayado en un discurso poco entendible y trastabillado. Finalmente Josefina cambió de imagen pero no de forma, pues sigue siendo agresiva y poco convincente.

Juan ha cambiado el panorama de los números de forma sorpresiva, la última encuesta publicada por EL UNIVERSAL (8 de mayo) lo ubica ya como el tercer lugar con 10.7% de las preferencias, superando a la candidata Vázquez Mota, que obtiene 10.4%.

De esta forma lo que en un tiempo pareció un triunfo seguro con la fórmula PAN-PRD ha quedado desvanecido.

Hoy los candidatos de ambos partidos han asegurado que la posibilidad de una declinación en favor del otro para continuar en la pelea con los punteros es imposible.

Aún con el crecimiento en las encuestas, Juan se encuentra lejos de Delfina que obtuvo un 17.5% y de Alfredo con un 19.1% por lo que no le alcanzaría si quiera para competir verdaderamente con ellos.

Entonces surge la pregunta; ¿quién resulta ganador ante dicha circunstancia?

El PRI, pues ante la coyuntura de la aprobación del primer mandatario y de ser el partido más desprestigiado de nuestro país, se enfrenta a una de sus elecciones más complejas y quizá trascendentes de su historia.

Tener un frente abierto en los partidos de izquierda le permite restarle votos a su principal opositor López Obrador, que tiempo atrás mencionó que no se uniría a su anterior partido, PRD, y hace apenas unos días declaró un ultimátum a los partidos de izquierda haciendo referencia a Zepeda.

Si el abstencionismo mexiquense se mantiene en los niveles tan altos como en las últimas elecciones, todo indica que Zepeda contribuiría a restar la fuerza que Delfina necesita para obtener el triunfo y de paso asestar fuertemente al PAN en su búsqueda presidencial.

FACEBOOK: Miguel Delgadillo Ibarra

TWITTER: @mike_delgadillo

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