Nadia Nerea es una pequeña de 11 años radicada en España que sufre de tricotiodistrofia, una rara enfermedad genética que causa anomalías en cabello, sensibilidad en la piel y, en ocasiones, retraso mental de leve a moderado. La tricotiodistrofia no es considerada fatal.

Nadia apareció en programas de televisión nacionales y locales en España desde el año 2009, su padre, Fernando Blanco, hablaba en talk shows para solicitar apoyo económico para su pequeña que, según él, estaba siendo sometida a una intervención experimental consistente en una manipulación genética, prohibida en España, a través de tres agujeros en la nuca de su hija.

Fernando Blanco dijo, en televisión nacional, haber viajado con Nadia a Guatemala, India, Panamá, Rusia, Brasil, Argentina, Finlandia, Cuba, Chile y Afganistán para ver a los mejores especialistas del planeta y salvarla de una “enfermedad terminal” que la tenía al borde de la muerte.

Un último tratamiento en Houston podría ser determinante para la vida de Nadia, por lo que Fernando Blanco solicitó de nuevo el apoyo a los ciudadanos españoles que, en tan solo cuatro días, le donaron más de 150 mil euros.

Desde el 2009, el caso de Nadia se convirtió en un fenómeno esporádico de las redes sociales que cautivó a miles de personas para abrir sus carteras por una niña que inspiró la solidaridad de los ciudadanos.

Sin embargo, el teatro de Fernando Blanco y su “fundación Nerea”, se desplomó hace unos días cuando una investigación periodística del diario El País hizo lo que no había hecho nadie en los últimos siete años: verificar datos.

La enfermedad de Nadia no era terminal. Los viajes jamás fueron probados. Ningún hospital de Houston, ni de Estados Unidos, sabía del caso de Nadia. No existe ningún tratamiento experimental que consista en “agujeros en la nuca”. Los nombres de los doctores que utilizó Blanco en algunas entrevistas simplemente no existen en la realidad. Y un amplio etcétera más.

Por si esto fuera poco, Fernando Blanco fue arrestado en el 2001 y condenado a cuatro años de cárcel por desfalco de más de veinte millones de pesetas en agravio de la empresa donde laboraba. Nadie lo sabía. Ni la autoridad española lo recordaba.

Durante siete años, ningún medio de comunicación, ningún periodista, ningún presentador, ningún equipo de televisión o de radio, ningún internauta curioso, ¡nadie!, ¡absolutamente nadie!, se atrevió a preguntar si la historia de un padre y su hija enferma tenía elementos que podían ser cuestionados, valía más la emoción, los violines de fondo, la imagen del padre que lucha por la vida de su hija y los trending topics, los miles de likes en Facebook, los shares, el engagement… Bastaba buscar en google la palabra “tricotiodistrofia” para, de menos intuir, que había gato encerrado.

El País hizo periodismo. Un tipo ruin hizo “posverdad” a costa de la exposición de su hija.

De Colofón.— Traen otros números, pronto no estarán en tercero, sino en primero o segundo para la candidatura. El INE le ha hecho un gran favor a Moreno Valle.

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