Ante el estropicio, el arrepentimiento, ¿dónde quedó la Gran Bretaña de bríos tan sólidos que el prurito de ser parte de la Unión Europea la obligó a gritar: “Make Britain great again!”?, ¿no lo eran ya?, ¿tanto les estorbaba la burocracia de Bruselas?, ¿así tanto como para mandarla al diablo?

Esa Gran Bretaña que nos vendieron culta, no lo fue: ganó la ignorancia, el hígado, las vísceras excretadas en el chauvinismo de una verborrea que vapuleó a los tontos útiles. A los mismos que durante los últimos días llaman por teléfono a la autoridad electoral para preguntar si pueden cambiar su voto:

—Yo no sabía que…

—Quería votar en protesta, no pensé que ganaríamos.

—Me engañaron, dijeron que los 350 millones semanales para la Unión Europea se desviarían a la seguridad social… ¡Me engañaron!

Los engañaron. Por ignorantes. Por calientes. Por viscerales. Por anacrónicos. Por añorantes. Por xenófobos. Por tomar las cosas a la ligera. Pero, ¿se les puede culpar?

David Cameron jugó al macho alfa, hace dos años prometió en campaña un referéndum que no era necesario, al menos no así, tan abierto, tan peligroso, sin que al menos tuviese una pregunta de mayores matices que la de: ¿Debe el Reino Unido continuar como miembro de la Unión Europea o debe dejar la UE?

Perdió. Sentía que sería imposible el “no” y perdió. Con él, perdieron los mercados, perdieron las economías emergentes, las decenas de miles de empleos de sus compatriotas, las salidas de capitales, perdimos todos. Aunque no tengamos nada que ver con Cameron ni con Inglaterra, perdimos de a segundones, porque el fortalecido dólar le pegará al debilucho peso. Porque un embate financiero internacional es la revolquiza mexicana. Perdimos todos.

Insisto, ¿tienen la culpa los añosos que votaron por el Brexit?, ¿o tiene más culpa un gobierno que deja decisiones de ese calado al libre albedrío de quien no entiende de economía más allá del precio de la leche en el sentido de algo caro o barato?, ¿de qué carajos sirve entonces ser un representante de los intereses del “pueblo” si se usa el puesto para joder al pueblo con su misma ignorancia?, ¿para qué un líder que se lava las manos?

Una lección importante: el “pueblo bueno” también puede equivocarse y ser usado como un tonto útil por líderes de discurso acre.

DE COLOFÓN. PRI = Disidencia vs. Presidencia.

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