Fueron momentos difíciles, confinados, herméticos, nerviosos. ¿Cuánto puede valer la libertad de una persona en tiempo aire?, los radicales dicen que quince minutos a nivel nacional de horario triple A.

El cámara Fernando Albarrán y el editor Pedro Cortés, de Televisión Azteca, fueron retenidos por “desconocidos” el martes por la tarde en Nochixtlán, Oaxaca, los secuestradores exigían a la televisora la transmisión de imágenes, sin cortes ni edición, que mostraban disparos que supuestamente habría realizado la Policía Federal, además de 15 minutos para hacer las declaraciones que les vinieran en gana en el noticiario estelar de Javier Alatorre.

De negarse, no serían liberados.

Azteca, en la voz del periodista, respondió:

“Nosotros no vamos a responder a presiones y chantajes. Entendemos el periodismo bajo la premisa de una absoluta libertad de prensa. En el momento en que se priva de la libertad a dos periodistas, el periodismo deja de existir”.

La televisora presentó denuncias en la Segob, PGR, la procuraduría oaxaqueña y otras instancias; ¿pasará algo o como todo, casi todo, el 90%, quedará impune?

Independientemente del escándalo y del cuestionamiento a la credibilidad o no, al raiting o no de Tv Azteca, el asunto es de la mayor gravedad. Nos enfrentamos a una postura tan radical, que se piensa sabedora de la verdad absoluta, que exige violar una norma como condicionamiento para no violar otra: “Si no dices lo que pienso, tal como lo pienso, en la forma como lo pienso, eres mi enemigo”.

Tomar medios de comunicación se ha hecho algo tan normal en el México surreal que pasa desapercibido. Estaciones de radio en Guerrero, Michoacán, Chiapas y Oaxaca han sido frecuentemente secuestradas por varios minutos para dar micrófono abierto a los radicales. Es una táctica guerrillera, de insurgencia, de propaganda, pero es una cosa habitual…

Ayer, Eligio Hernández, vocero de la sección 22 de la CNTE en Oaxaca, condenó el secuestro y me negó la autoría del movimiento en los hechos. ¿Entonces, quién fue?

Para Hernández, fueron infiltrados del gobierno.

Para otros, fueron miembros de grupos radicales que tienen un objetivo muy claro: desestabilizar mediante el uso de propaganda dirigida.

¿Y si Azteca hubiera cedido?, Esta noche en Hechos… ¿cuál era el mensaje?

DE COLOFÓN.— Los responsables de los disturbios en Chihuahua apuntan al gobernador electo. Jaime García y Rogelio Loya. Corralistas. Dicen, parte de una estrategia nacional de desestabilización. Y todavía no toma protesta.

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