En las últimas 24 horas, las notas son puras inclemencias climáticas. Está el huracán Patricia —ya categoría 4 y que podría aumentar a 5— que amenaza Colima y Jalisco y la depresión política del PRI y José Ignacio Peralta, quien era, hasta ayer, gobernador electo de Colima. Su triunfo fue anulado por una interesante decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por 4 votos contra 2.

Si “Patricia” exige que se tomen en cuenta todas y cada una de las comunicaciones de Protección Civil (incluso hasta Tamaulipas porque podría cruzar toda la República) en Colima se desató ya una verdadera tormenta poselectoral.

Es apenas la tercera vez en la historia que una elección a gobernador se anula. Tabasco en 2000, Colima en 2003 y ahora otra vez ese estado, quien con esta elección tiene el récord de la elección más cerrada de la historia: 0.16% o 503 votos.

Todo parece indicar que varios magistrados cambiaron el sentido de su voto en las últimas horas tras que el PAN presentó audios para denunciar la intromisión del secretario estatal de Desarrollo Social, Rigoberto Salazar Velasco, a favor del candidato priísta. La causa, pues, sería de apoyo ilegal. Corrupción, pues.

Los dos candidatos punteros Peralta, por el PRI y Jorge Luis Preciado, por el PAN, podrían volver a presentarse. Por lo pronto, lo que procede, según la Constitución local, es que la fracción del partido en el poder —el PRI— proponga una terna para que todo el Congreso vote un gobernador interino por, máximo, dos meses. La convocatoria a una nueva elección se expedirá en 10 días; ya pidieron que la “atraiga” el INE.

¡Vaya con Colima! Últimamente muchas notas vienen de ahí. Huracán, nueva elección y no olviden también el atentado contra el ex gobernador Fernando Moreno Peña, del que se salvo casi milagrosamente (ya hubo un gobernador en funciones y un ex gobernador que murieron: el primero, en un accidente aéreo y el otro, baleado).

Claro, no faltan los mal pensados que ven en esto una posible carta a favor del PAN, darle la oportunidad de ganar otra elección (o hacérsela más fácil) a cambio de cierto apoyo para dos ternas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se discutirán pronto en el Senado. ¿Podrá ser?

Claro que Enrique Peña Nieto dice que no sera así. Que se basará estrictamente en la Constitución (cuyos requisitos son claros, pero no precisan prohibición alguna ni de cuates ni cuotas) para hacer sus propuestas.

Ahora que el Papa venga a México, además de que seguro visitará el DF porque una parada obligada es ir a la Basílica de Guadalupe, ¿cuál es otro lugar que se había planteado que visitara en las anteriores negociaciones para que viniera al país?

Es Morelia. Francisco —o bueno, sus negociadores, pues como jefe de Estado es obvio que se trata de una conciliación de agenda al más alto nivel— habían pedido visitar la capital de Michoacán. Bien a bien no se sabe por qué, pero sí que es determinante para él el apoyo que pueda dar al cardenal mexicano que nombró el 4 de enero de este año: Alberto Suárez Inda.

El obispo de Morelia, quien nació el 30 de enero de 1939 en Celaya, Guanajuato, ya hasta había mandado su renuncia como obispo al Papa, al cumplir 75 años (algo estipulado en el Derecho Canónico). Cuando lo vio el 20 de mayo de 2014, en Roma, Suárez Inda contó que Francisco le dijo: “Él, sin que yo me lo esperara me dijo: ‘He escuchado que usted ya se nos quiere escapar y yo le pido que aguante’”. Y bueno, lo nombró cardenal unos meses después. Vaya manera de no aceptarle su renuncia.

Suárez Inda fue uno de nueve prelados que firmó el “Mensaje al pueblo de dios en nuestras diócesis en Michoacán” en la que se manifestaron preocupados por la inseguridad derivada de la alta presencia del crimen organizado. Detallaba que la inseguridad era tal, que “ha impedido la llegada de víveres y alimentos a algunas comunidades, incrementando la pobreza y el hambre”. Pedían que lejos de declaraciones, las autoridades de los tres niveles de gobierno, acudieran a las zonas en conflicto para escuchar a la población. En ese momento reconocían que ante el difícil panorama, surgían las “policías comunitarias”.

Se espera que Francisco también visite una cárcel (como ha dicho el mismo Suárez Inda), ya que le interesa hablar de paz y de víctimas, y que haga posicionamientos importantes sobre el fenómeno migratorio, por lo que también podría visitar un estado del sur del país… El plan original sí era que cruzara la frontera de México hacia Estados Unidos en su visita hacia allá, pero quizá ahora lo haga por el Sur.

Una rayita más al gobierno de Rafael Moreno Valle. Lamentable lo sucedido en Ajalpan, Puebla, donde los pobladores asesinaron a los hermanos José Abraham y David Rey Copado Molina –padre de unos niños gemelos--, encuestadores de la firma Marketing Research and Services S.A de C. V.

La historia va a así: los pobladores dicen que pensaron que eran secuestradores; la policía municipal los “rescató”, los llevó a la presidencia municipal. Pero ni la policía que quiso proteger pudo: la turba fue por ellos, los sacaron, golpearon y quemaron.

De nueva cuenta salen a relucir fallas en los protocolos de seguridad.

De acuerdo con Gustavo Lara Torres, presidente municipal de Ajalpan, ellos avisaron al secretario de Gobierno, Jorge Benito Cruz, dos horas antes de que se cometiera el asesinato de los dos hermanos. ¿Y la policía? Llegó hasta las 11 de la noche, cuando todo había empezado dos horas antes.

El pasado miércoles, dos días después de estos trágicos hechos, Moreno Valle anunció que su gobierno asumió el mando policiaco en Ajalpan, vía la dirección de Policía Estatal Preventiva, a cargo de Anuhar Fernández Redondo. Esto debido a “un caso de alteración  grave del orden público”. Vaya.

La toma no será mayor a 180 días. ¿Sabe quién es el jefe de Fernández Redondo? El secretario de Seguridad Pública estatal, Jesús Rodríguez Almeida, ex titular de esa dependencia en el DF. Salió, entre otras cosas, por las constantes denuncias de abusos cometidos de policías capitalinos en contra de manifestantes.

No hay que olvidar lo que sucedió en junio de 2014 en San Bernardino Chalchihuapan. Ahí policías se enfrentaron con pobladores por el retiro de oficinas de Registro Civil  en las juntas auxiliares, las cuales pasarían solo a los  Ayuntamientos. Quedó claro, pese a que lo negaron, que por un petardo lanzado por la policía estatal perdió la vida un niño: José Luis Tlatihue, de 13 años.

De los 16 candidatos, quedaron sólo 10 (bueno, eso de “sólo”) es un decir. Diez hombres y mujeres que, a partir de la semana que entra, tendrán que rendir algo así como el mejor examen profesional de su vida ante la Junta de Gobierno --integrada por 15 personas-- quienes finalmente votarán quién será el nuevo rector o rectora. Los finalistas, por orden alfabético son: Sergio Manuel Alcocer Martínez de Castro, Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, Fernando Rafael Castañeda Sabido, Javier de la Fuente Hernández, Enrique Luis Graue Wiechers, Héctor Hiram Hernández Bringas, Juan Pedro Laclette San Román, Leonardo Lomelí Vanegas, Suemi Rodríguez Romo y Rosaura Ruiz Gutiérrez.

Los favoritos en la contienda son el primero y la última.

Él lo promete:

--Cuando me preguntan que si gano en el 2018 la presidencia (de la República) ¿pensaría en reelegirme? Respondo que por convicciones no lo haría, aunque estuviese de acuerdo la gente. Y agrego que por eso considero que debe hacerse un gobierno de 12 años en 6, o sea, trabajar el doble para avanzar lo más posible y que sea difícil cualquier retroceso posterior: Andrés Manuel López Obrador. #Yasevio.

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