La semana pasada hice referencia al abandono del Plan Maestro del Metro, que tenía como base hacer del STC Metro el eje troncal de la movilidad en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM).

Este ambicioso plan contemplaba la construcción de 22 líneas entre Metro y trenes ligeros para el año 2010. Hoy, a 17 años de esa meta, contamos únicamente con 12 líneas de Metro y sin ningún proyecto de nuevas líneas en el corto plazo, lo que representa un rezago ominoso en la administración pública de la CDMX. Aunado a este triste panorama, está la falta de mantenimiento en todas las áreas del Sistema Metro, que mantiene fuera de operación a un importante número de trenes e incrementa la inseguridad para los usuarios. El mal mantenimiento se refleja también en la operación del Tren Ligero y, en general, en todo el Servicio de Transporte Eléctrico que opera lo poco que queda de los viejos trolebuses.

Debido a este terrible complejo político que tenemos en México de desacreditar lo hecho por anteriores administraciones y pretender rehacerlo todo de nuevo, Cuauhtémoc Cárdenas, primer jefe de Gobierno electo, dejó a un lado los programas que heredó de la administración anterior en materia de transporte público entre otros, el Plan Maestro del Metro.

Cárdenas no avanzó en materia de movilidad, incluso canceló un contrato ya asignado a Bombardier por un número muy importante de trenes para el Metro; eso sí, invirtió todo el recurso para un sólo programa de repavimentación de calles.

En el periodo de López Obrador, miles de millones de pesos de los recursos que estaban destinados al Metro se desviaron a la construcción de los segundos pisos. Estos proyectos no estaban incluidos en los programas de obras y tampoco respondían a un plan integral; por lo mismo, no tenían presupuesto Los recursos se tomaron ilegalmente de lo que estaba aprobado para el Metro y de otros programas como el de agua potable. Todavía hoy permanece “reservada” la información de los segundos pisos. El entonces secretario de Obras se opuso a la construcción de los segundos pisos, por lo que López Obrador encargó estas obras a la Secretaría de Medio Ambiente en una total contradicción.

La teoría de “tránsito inducido”, que dice que a más vialidades más automóviles, aunado a la facilidad de financiamiento para adquirir coches y el freno al Plan Maestro del Metro, provocaron que el número de automóviles aumentara a 5 millones y medio en la ZMCM, que son la causa de embotellamientos todo el tiempo y la consecuente contaminación. Pero lo más grave y contradictorio fue que se invirtió todo, hasta lo que no se tenía, para fomentar el uso del transporte privado, sin tomar en cuenta a los millones de pasajeros que destinan gran parte de su tiempo y de su vida en trasladarse de su casa al trabajo en un pésimo sistema de transporte público.

En las cuatro últimas administraciones sólo se ha construido una línea de Metro con las terribles deficiencias y corrupción que conocemos. Se optó por líneas de Metrobús, que siendo una buena opción para resolver necesidades a corto plazo, nunca será un sistema suficiente ante la tremenda demanda de 22 millones de viajes persona-día en la Ciudad y que sólo puede cubrirse con transporte público de mayor capacidad como es el Metro.

Por otro lado, vemos con preocupación cómo varias rutas concesionadas siguen operando con microbuses e incluso han vuelto a los vehículos tipo combi, de muy baja capacidad y altamente contaminantes.

Proponemos que los gobiernos de la CDMX y del Estado de México, apoyados por el Gobierno Federal, retomen el Plan Maestro del Metro en su diseño original con las adecuaciones oportunas a lo que vive la Ciudad hoy en día. La única solución que puede desincentivar el uso de auto particular, mejorar la movilidad, reducir los índices tan elevados de contaminación y la inseguridad que sufren millones de usuarios diariamente, es un transporte público digno, eficaz y de alta capacidad como es el Metro.

En mi próximo artículo expondré la hoja de ruta para retomar el Plan Maestro del Metro y un ambicioso programa de financiamiento e incentivos que nos permitan lograrlo.

ciudadposibledf.org
@JL_Luege

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