La inteligencia emocional, tan vital y menospreciada por algunos en el deporte, le falló al América y ha entrado en terapia intensiva hasta mañana a las dos de la tarde. Con alguna frecuencia en este equipo, confunden jugar al límite con rudeza innecesaria. La noche del jueves dominaron durante el primer tiempo a los atrincherados Pumas con un mejor manejo de balón colectivo, dinámica y cambios de ritmo. Claro que a Pumas no le apuraba por su mejor posición en la tabla y porque jugaba de visitante. En el desperdicio de ocasiones y en la indisciplina está la explicación de que hoy tengan vida artificial las Águilas y ocupen un soplo divino el domingo en CU para revivir.

Pumas fue mas frío, paciente, práctico y contundente. Se puede cuestionar su pasividad como líder en el planteamiento de inicio, pero no es su eficiencia y frío calculador, para aprovechar la debilidad de la presa, herida de muerte con diez y luego con nueve hombres. Ahí sí fue un auténtico depredador el Puma, que entendió que hay momentos para ensañarte con el rival. El domingo habrá drama en CU, porque América es un orgulloso contendiente en Liguilla y suele no morirse de nada.

La venderá cara. Suele ocurrir, con quienes llegan con tan amplias ventajas, que se relajen y confíen de salida, y sólo reaccionen hasta que el rival reduce al mínimo la ventaja del primer juego. En eso deberá hacer énfasis Memo Vázquez. Las declaraciones de los jugadores de Pumas, fíjese, dirán: “No hemos ganado nada y saldremos como si el juego estuviera empatado”. No ocurre así. Los de la ventaja gorda confunden manejar con especular. Sería un milagro el regreso de América, con ese calor y este plantel de Pumas. Las Águilas se sabotearon el jueves. Se suicidaron cuando tenían mejor momento futbolístico y plantel. El valor de la oportunidad lo es todo en el deporte de alto rendimiento, y más en situaciones de evidente equidad como la de estos dos equipos.

Twitter: @Javier_Alarcon_

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