La historia se repite infinitamente: a falta de plan estratégico de largo plazo, la cabeza del entrenador es la ofrenda para las multitudes. Chivas destituye a José Manuel de la Torre y una vez más, la misma ecuación: no saben por qué lo ponen, tampoco por qué lo quitan.

Los resultados no pueden darse por arte magia. En la capacidad del análisis está el diagnóstico y las probables soluciones. Si creen que en los planteamientos tácticos del ‘Chepo’ están los males de Chivas, entonces menos entiendo. Si ya conocían esos métodos, ¿en qué se basaron para contratarlo una vez más?

El problema de Chivas está en la calidad de la materia prima. Escucho por todos lados que Chivas tiene un plantel con la suficiente calidad para pelearle a cualquiera. No lo creo.

Hace años que ocurren dos mezclas insuficientes para que el equipo pueda tener otros niveles de competitividad: jóvenes lanzados al ruedo sin la suficiente protección y con demasiada responsabilidad, y refuerzos de otros lares que llegan a Chivas cuando ya pasaron sus mejores días.

Guadalajara necesita volver a poner la mira en la fórmula para crear, como en antaño, a jugadores forjados en fuerzas básicas con una misma factura para corresponder a un estilo de juego que se perdió hace tiempo, y los suficientes niveles de identidad y orgullo para responder como en el pasado a la exigencia de la grandeza de esa organización. Eso requiere tiempo y dinero.

Parece que esos dos activos están escasos en Chivas por la gran batalla que se está dando en la cúpula familiar por el control del negocio. Y ahora vendrá el nuevo entrenador y habrá una leve reacción anímica, difícilmente algo de fondo en realidad.

Se cosecha lo que se siembra. Sus dirigentes vienen provocando muchos vientos huracanados en el tiempo, por eso les llegó esta gran tormenta.

Twitter: @Javier_Alarcon_

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