Si no ha seguido usted la telenovela de la empresa Tecnoradio, aquí le doy una pequeña introducción y comparto algunas reflexiones.

La licitación de radio. A mediados de febrero concluyó el proceso licitatorio de más de 200 estaciones de radio comercial en FM y AM. La última parte del concurso fue la subasta: por vía electrónica los participantes, identificados por número y sin nombre, presentaban ofertas por cada lote en el que tenían interés. La subasta arrancó con el valor mínimo de referencia, es decir, el monto mínimo que podían ofrecer por cada lote. Las ofertas económicas estaban previamente topadas en mínimos y máximos, de tal suerte que un participante no podía hacer cualquier oferta, sino que los límites iban aumentando progresivamente por cada ronda que duraban media hora cada una. Los nuevos entrantes, calificados así por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), contaban con 15% más de puntos. Los interesados presentaron, desde el principio, la lista de los lotes por los que querían participar, y por cada uno de ellos entregaron al IFT una carta de garantía por el doble del valor mínimo de referencia, a fin de asegurar que su participación sería legal y que sí pagarían en caso de ganar, so pena de cobro de la garantía.

Iniciado el proceso de subasta, “Tecnoradio”, conocida entonces con el 05324, tuvo un comportamiento agresivo con sus ofertas y marcó, en muchas de las plazas, el curso de la subasta. Otro dato que influyó en el proceso, fue la caída del sistema electrónico que contrató el IFT, lo que trajo como consecuencia incertidumbre, especulación y que los participantes perdieran la racionalidad de su estrategia. Asimismo, el diseño de la licitación fue vulnerable y permitió a algunos participantes, como Tecnoradio, “administrar” el proceso en detrimento de la sana competencia.

Tecnoradio. Tecnoradio ganó, con la calidad de nuevo entrante, 37 estaciones (34 de FM y 3 de AM) por las que tendrá que pagar más de 277 millones de pesos este mayo. Pero además de todo lo aquí dicho, Javier Tejado y Carla Martínez, columnista y reportera, respectivamente, de EL UNIVERSAL, dieron a conocer que esta empresa fue creada en 2011 por Alfonso Amilpas, que tenía 51% de las acciones, y Carlos Lara, 49%. Amilpas fue funcionario público en la Dirección de Radio y Televisión de la SCT por muchos años y actualmente es empresario de televisión por cable, opera la frecuencia 99.7 FM en Chilpancingo y es asesor de diversos concesionarios de radio. Por su parte, Carlos Lara es director general del Instituto Mexicano de la Radio. Ante los cuestionamientos sobre un posible caso de conflicto de interés, éste último dio una entrevista a Joaquín López Dóriga en RadioFórmula, en la que dijo que el 26 de julio de 2016 cedió sus acciones de Tecnoradio, que no sabía quiénes eran los compradores y que no había obtenido ni un centavo por su venta. Amilpas no ha dado declaraciones, y Alejandro Navarrete, Jefe de la Unidad del Espectro del IFT y responsable de la licitación, sostiene que ni Lara, ni Amilpas eran accionistas cuando Tecnoradio entró al proceso.

De la información con la que contamos, podemos desprender lo siguiente:

1. Los folios mercantiles no reflejan los cambios de accionistas, por eso no aparecen los nuevos adquirentes, lo que sí incluye el folio de esta empresa es que el 28 de julio de 2016 fue protocolizada la renuncia de Amilpas y Lara a los cargos de Presidente y Tesorero de la sociedad, respectivamente.

2. De lo anterior se infiere que la inscripción de Tecnoradio como interesado en la licitación, fue el penúltimo o último día, ya que esta etapa cerró el 29 de julio, lo que no tiene nada de ilegal, pero deja qué pensar.

3. Que a Tecnoradio le dieron la calidad de nuevo entrante aún en Chilpancingo, plaza que ganó, donde Amilpas es radiodifusor.

4. Que el IFT sí sabía que Lara y Amilpas habían vendido las acciones tres días antes de la inscripción de Tecnoradio, pues eso consta en el acta constitutiva y en la asamblea protocolizada que tuvieron que presentar al Instituto.

5. Que el IFT no puede revelar la información de esta empresa porque tiene obligación de confidencialidad, pero sí puede investigar a fondo y, en su caso, dar a conocer los resultados.

6. Que cualquiera puede vender su empresa cuando se le dé la gana y no tiene nada de malo, lo que despierta suspicacias son los personajes, los tiempos, los montos, el comportamiento durante la subasta, las declaraciones de Carlos Lara, el interés de Televisa en este tema y la semilla para involucrar a Radiorama.

Como usted ve, el asunto no huele bien, pero aún no tenemos toda la información del caso —y mucho menos las pruebas— para conocer o juzgar el asunto. ¿Qué datos en materia de competencia presentó Tecnoradio al IFT? ¿De dónde vendrán los recursos para pagar las 37 frecuencias, para instalarlas y operarlas? ¿Es verosímil que Tecnoradio fuera sólo un hallazgo afortunado por parte de los nuevos accionistas quienes al último minuto “encontraron” esta empresa para entrar a la licitación? ¿Qué enredos cruzados hay entre Radiorama y la CIRT y por qué quieren difundir este tema? ¿Hay otros funcionarios públicos involucrados? En este contexto no hay que olvidar que la CIRT nunca quiso que se llevara a cabo esta licitación y que el proceso no ha concluido pues los ganadores aún no pagan.

El asunto de Tecnoradio nos tiene enredados, pero la especulación sobre el tema y sobre la licitación, no abona, no es sana. El diseño y curso del proceso tuvo varios errores, pero señalar culpable al IFT por la maniobra de Tecnoradio, me parece un exceso. Es importante que el Instituto investigue y también que en su momento dé a conocer el libro blanco de la licitación para disipar especulaciones, evitar suspicacias y que reconozca los errores que tuvo en el proceso, solo así podemos avanzar.

*Presidenta de Observatel y profesora de la Universidad Iberoamericana en México.

Este artículo refleja la posición personal de la autora

twitter @soyirenelevy

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses