El 18 de diciembre de 2002 permanecerá en mi memoria para siempre, toda vez que se trató de la última vez que tuve la dicha de vestirme de negro para realizar la actividad más hermosa que existe sobre la faz de la tierra: ¡Dirigir un partido de futbol! Una vez emitido el silbatazo final, muchos recuerdos atribulaban mi ser, pero la gratitud desbordaba mi alma. Mis pensamientos y oraciones se elevaban dándole las gracias al que murió en la cruz por haber tenido la dicha de, al participar en el milagro de existir, haber podido dedicar una parte del camino (que conduce de un pez hacia una estrella) a ser árbitro profesional.

Mi mente estaba enfocada en continuar con mi profesión de médico veterinario (actividad que sigo a la fecha) en la clínica de mi propiedad. Sin embargo, por esas cosas que tiene la vida, tres meses después ya tenía el gusto de escribir para ustedes, estimados lectores de El Gran Diario de México, mi “calumnia” semanal.

Al poco tiempo, mi hermano Arturo, quien también ya había colgado la ocarina y prestaba sus servicios para Televisa, me pidió que lo supliera en alguna trasmisión que requería análisis arbitral, a lo cual con gusto accedí.

Grande fue mi sorpresa cuando días después recibí una inesperada llamada informándome que tenía una cita con Javier Alarcón. Me recibió, como siempre, amable y jovial. Me propuso que me integrara al equipo de Televisa Deportes, cuestión que nos llenó de júbilo a mi familia y a mí. Durante 12 años fue “mi jefe inmediato superior” y durante todo ese tiempo, siempre me dispensó un trato digno y educado. Jamás existió alguna diferencia o falta de respeto. Considero que fue generoso y a nombre de la empresa tuvo a bien llevarme a Alemania 2006, además de ser tomado en cuenta para otras actividades en donde destaca la participación durante 10 años en el programa Más Deporte.

Cuando la superioridad tomó la decisión de cambiar el elenco de Más Deporte, Javier Alarcón tuvo la deferencia y el don de gente de ofrecerme una explicación. Aunque los rumores anunciaban un cambio, agradezco infinitamente la gentileza de habérmelo comunicado de viva voz. Una de las cosas que siempre he valorado es… un trato genuino. Por eso, al enterarme de que el destino lo ha llevado por otro camino, no puedo más que recordar con gratitud los bellos momentos que he pasado como integrante de Televisa Deportes y decirle a Javier Alarcón, a don Javier ¡Muchas gracias!

Con la certeza de que a la gente preparada, siempre le irá bien, le deseo lo mejor y que al encontrarnos algún día nos estrechemos la mano con afecto. Fue a mi amigo Mario Rubio a quien le escuché decir que “la gratitud… es la memoria del corazón”.

ebrizio@hotmail.com

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