Qué les pareció, estimados lectores de El Gran Diario de México, la final de la Copa América? Por principio de cuentas pienso que durante todo el torneo nos quedaron a deber.

Se trató de una competencia de bajo nivel futbolístico, a pesar de la pléyade de estrellas que juegan en el viejo continente y vinieron a reforzar a sus respectivas selecciones.

Los partidos fueron muy ríspidos, invadidos de infracciones, trabados, con pocas llegadas de gol y plagados de errores arbitrales. Así, la final no fue la excepción.

Sin pretender demeritar el triunfo chileno, en muchos de sus encuentros quedó flotando en el ambiente un ligero tufo de sospechosismo referente a que los hombres de negro les habían echado una manita (en su calidad de locales), y la final no fue la excepción. Digo, la patada de taekwondoín que Medel le propinó a Messi al minuto 30, era de roja directa y el juez colombiano se limitó a mostrar una simple amarilla.

Del mismo modo, cuando agonizaba el tiempo regular el argentino Rojas fue tacleado (literalmente) en el área de los 16:50, para que Wilmer Roldán se comiera el silbato.
Desafortunadamente en nuestro querido deporte, en el futbol de élite, la regla de juego ha pasado a segundo término, lo que importa es “hacerle al vivo”, procurando no decidir el partido, tratando de terminar, a toda costa, con 22 jugadores, pase lo que pase, y la final no fue la excepción.

El gran “ausente”, fue el (supuestamente) mejor jugador del orbe, cuyos adoradores señalan que “es de otro planeta”; pero que, en la Copa América paso prácticamente inédito.

Oiga usted, meter solamente un mísero gol en seis partidos, nos habla de la paupérrima actuación de Messi en el certamen. Sin mencionar que la solitaria anotación que logró, fue mediante la ejecución de una pena máxima. Y la final no fue la excepción.

A Lionel le dan muchas patadas, baste mencionar que Chile cometió 27 faltas, 9 de las cuales fueron sobre la humanidad de la ‘Pulga’ (es decir, de cada 3 infracciones, una se la dieron a él) sin que el árbitro se enterara y pusiera un hasta aquí a los golpeadores andinos.

Messi brilla cuando juega contra equipos de medio pelo, les mete 3 y hasta 4 goles; pero cuando enfrenta a equipos grandes, en los duelos importantes, enfundado en la casaca albiceleste, brilla por su ausencia… y la final no fue la excepción.

ebrizio@hotmail.com

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