Resulta que Donald Trump quiere construir un muro. Y no cualquier muro, sino un muro enorme, hermoso, infranqueable. Very, very grande, de mar a mar, a todo lo largo de la frontera que divide México y Estados Unidos, capaz de dejar fuera de la tierra de los libres y hogar de los valientes a los bad hombres y las bad drogas.

Ese muro, dice el Agente Naranja, tiene que ser pagado por México y será pagado por México. Pero no en lo inmediato. Los mexicanos andan de pichicatos y dicen que no pagan, ni hoy ni mañana ni nunca.

Eso no desalienta al hombre de la sospechosa cabellera dorada. Lo que importa es el muro, el big, beautiful muro, así que hoy pagan los contribuyentes americanos y luego obtienen, somehow, un reembolso mexicano.

Resulta, sin embargo, que los de allá tampoco quieren pagar. Los legisladores demócratas —total losers—, alegan que hay otras prioridades y que no van a ponerle un centavo al asunto. Y que si insiste la Casa Blanca, el pleito acabará con un cierre parcial del gobierno justo en el día 100 de la era trumpiana. El presidente recula. Los sueños de albañilería fronteriza quedan postergados, tal vez para siempre. ¡SAD!

Pero los escépticos, los de espíritu negativo, los que no quieren que esa América sea grande otra vez, no contaban con la astucia de Ted Cruz. Sí, ese Ted Cruz, el senador texano que quiso ser presidente, el ultraconservador de origen cubano que llamó a Trump un “mentiroso patológico” y un “cobarde llorón”, para luego volverse un converso de última hora a la causa del Donald.

Pues ese Ted Cruz cree haber encontrado la llave para que los mexicanos paguemos el muro. O al menos un mexicano de nombre Joaquín Guzmán, mejor conocido como El Chapo. Y es que, dice Cruz, el capo más capo tiene 14 mil millones de dólares y el muro o una parte del muro cuesta eso o algo como eso.

Entonces todo es cosa de juntar el hambre con las ganas de comer y se obtiene el Ensuring Lawful Collection of Hidden Assets to Provide Order Act, lo que arroja un bonito acrónimo: EL CHAPO Act. La propuesta legislativa, de aprobarse, obligaría al gobierno estadounidense a dedicar toda la lana incautada al Chapo a la construcción del muro.

“¡Brillante!”, dicen los trumpistas. “Genialidad pura”, afirman en Fox News.

Hay, sin embargo, un problemilla. Resulta que, con toda probabilidad, El Chapo no tiene 14 mil millones de dólares, que esa cifra es básicamente una invención sin sustento de los fiscales estadounidenses, tal como lo explicó un tal Alejandro Hope en las páginas de EL UNIVERSAL hace algunas semanas (http://eluni.mx/2jfixpS).

Resulta también que en otros casos donde ha habido capos y drogas y arreglos con fiscales gabachos, los montos han sido un tanto cuanto inferiores a lo estimado por el compañero Cruz. A Osiel Cárdenas Guillén, mandamás del Cártel del Golfo, la justicia de Estados Unidos le sacó 50 millones de dólares. Entonces, aun si El Chapo fuese dos o cinco o diez veces Osiel, los montos disponibles alcanzarían para una jardinera en Nogales, no para un big, beautiful wall.

En consecuencia, EL CHAPO Act probablemente requiera la enmienda PIG PEN (Pinche Gringo Pendejo) que obligue a Ted Cruz a escribir mil veces en un pizarrón “Tengo que aprender a sumar”. Y ya que acabe, tal vez podría ir con su ahora amigo Donald Trump a decirle que no, no hay varo para el muro, que El Chapo no tiene para tanto.

O tal vez no y se quedan todos con la fantasía de que pronto habrá muralla pagada por el más bad de los bad hombres. Al fin y al cabo, esta es la era de los alternative facts y la posverdad. Y, pos verdad que sí, la verdad no cuenta, y menos cuando se trata del Chapo o el muro o los dos.

alejandrohope@outlook.com.

@ahope71

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