Este mes, Nick Ut y la niña de Napalm se encontraron de nuevo en Madrid.

No olvidemos que ellos se conocieron en un escenario bélico, concretamente en Vietnam en 1972 y Phan Thị Kim Phúc, la niña de Napalm, corría bajo fuego enemigo. En un par de segundos esa imagen de guerra quedó congelada en la memoria colectiva.

Aquella foto mostraba a una niña vietnamita de nueve años corriendo desnuda por una carretera con quemaduras severas en espalda y brazos causadas por un ataque norteamericano con Napalm sobre una villa local. Después de poner en duda la veracidad de aquella imagen, el presidente Nixon ordenó la retirada de sus tropas nueve meses más tarde de la difusión masiva de ese instante. Al año siguiente, Nick Ut ganaba el premio Pulitzer.

La imagen fue tomada por Nick, fotógrafo entonces de la AP. Se afirma que aquella fotografía paró la guerra; esto modificó por completo el concepto de heroísmo bélico que permeaba en los Estados Unidos y a fuerza de manifestaciones y presión popular, el gobierno norteamericano se retiró derrotado del aquel conflicto.

Él vive en California y ella en Canadá. Sin embargo mantienen comunicación desde entonces y son amigos entrañables. Incluso sus familias se conocen. Hoy, esta fotografía inmortalizada por Instagram es desde mi punto de vista una imagen de paz en tiempos de guerra.

El diario español El Mundo refiere este cordial encuentro en Madrid y ahora ella es quien congela el tiempo con su smartphone. Se trata de una selfie histórica en otro sentido. Una prueba clara del cambio de paradigma; hoy las víctimas y los ciudadanos del mundo pueden hacer foto instantánea y compartirla con millones.

Pocas imágenes tenemos tatuadas en nuestra memoria como la que realizó Nick en aquellos años, escasas imágenes trascienden su tiempo para volverse un concepto, una referencia obligada para todos.

Pocos son los casos documentados en donde el fotoperiodista establece una relación personal con sus personajes, quizá este sea un caso único. Una imagen que habla de supervivencia, perseverancia y esperanza en la humanidad.

Aquí siempre subrayamos el lado dramático de la fotografía periodística, hoy quiero cerrar octubre con una foto que resalta el lado humano de nuestros colegas. Aquella fotografía tomada hace 43 años nos marcó por generaciones; ahora esta imagen debe apuntalar el hecho de que la evolución tecnológica y el espíritu humano van siempre de la mano y que son inevitables e indestructibles. Buen fin de semana.

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