El anuncio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de mejora de la captación de ingresos en los hogares, al dar a conocer los resultados del Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015, ha causado un fuerte cuestionamiento sobre la credibilidad de su autonomía, al generarse la percepción de que la medición fue sesgada para elevar los ingresos de los deciles de hogares con niveles más bajos.

Las cifras del MCS son utilizadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) como insumos para determinar la pobreza en México.

Por mandato constitucional y por la Ley General de Desarrollo Social, es el organismo encargado de medirla, siendo el ingreso uno de sus determinantes clave. Un alza en esta variable en dichos hogares implica la reducción de la pobreza.

Cuando Coneval dio a conocer las cifras de pobreza de 2014, se generó una ola de críticas hacia el gobierno por el gran aumento de personas en dicha condición. Se ponía en tela de juicio si la política social y económica estaba funcionando, al punto que el presidente Enrique Peña Nieto hizo cambios en su gabinete, nombrando a José Antonio Meade titular de la Secretaría de Desarrollo Social.

Luego Meade señaló que la pobreza estaba mal medida y era necesario hacer un cambio destacando la subestimación de los ingresos.

Varios investigadores ya habían llamado la atención sobre la discrepancia entre los ingresos en los hogares reportados en las cuentas nacionales y en las encuestas, de manera destacada Gerardo Esquivel en un informe sobre la desigualdad extrema.

Lo que presagiaba un cambio importante, fue el artículo de Alfredo Bustos y Gerardo Leyva (investigadores del Inegi) publicado en la revista Este País, “Hacia una estimación más realista de la distribución del ingreso en México”, en el que planteaban que los deciles más bajos estaban subestimados (sin explicar la razón) y los más altos truncos porque los multimillonarios no contestan las encuestas. En realidad, la mayor subestimación del ingreso se da en los niveles medios y altos por el temor al fisco y a la delincuencia.

Inegi expresó que el MCS 2015 mantenía el diseño conceptual y estadístico de los anteriores, pero que aplicó criterios de captación y verificación de información en campo de mayor rigor, advirtiendo que las cifras no eran comparables con las de años previos. Julio Santaella, su presidente, reconoció que algunos cambios introducidos no se comunicaron al Coneval y que consistieron en la “eliminación de los ingresos sospechosamente bajos”.

La captación y verificación se realizaron entre agosto y noviembre de 2015; la validación, en diciembre, etapas de la encuesta que todavía correspondían a la presidencia de Eduardo Sojo; mientras que el procesamiento y elaboración del reporte, a la actual. Si hubo cambios durante el procesamiento, la responsabilidad sería de ambos.

Inegi no ha dado suficientes explicaciones de porqué eliminó esos ingresos sospechosamente bajos. ¿Son los pobres más mentirosos? La molestia de las/os expertos es que al suprimirse casos genuinos de bajos ingresos, se cometió un error irreparable.

En México, es factible que pueda haber personas con ingresos menores a sus gastos. Habrá gente que no quiera reconocer los recursos provenientes del robo, secuestro, extorsión, narcotráfico, trata de personas, préstamos no pagados, fraudes, etc.; como de otras fuentes externas, la amante que es la “casa chica”, el sujeto subsidiado, trabajadoras sexuales, etc.

Pero lo que más trabajo cuesta aceptar, es que efectivamente hay quienes viven en la más espantosa de las miserias.

Resulta inconcebible que Inegi desconozca su propio trabajo y eche por la borda su credibilidad. En la Nota del Operativo de campo del MCS 2014 publicada en 2016, señala: “La encuesta se levanta regularmente desde 1992 bajo un mismo esquema metodológico y conceptual, lo que permite comparar sus resultados, y si bien se han ido introduciendo mejoras en los instrumentos de captación, éstas no impiden realizar el análisis de los cambios ocurridos en el tiempo”.

Coneval tiene razón al reclamar que se dé una ruptura en la evolución histórica de las mediciones de la pobreza, que los cambios se hayan hecho unilateralmente y al margen del convenio de colaboración que tiene con Inegi, sin justificación técnica previa ni transparencia. Además hizo los cambios sin someterlos a las consultas propias de la información de interés nacional.

Coneval tiene programado reportar las cifras de pobreza el 26 de julio. Si las da con los insumos de la MCS 2015, estaría convalidado lo que cuestionó.

En mi opinión, lo correcto sería que hubiese una prórroga para ajustar conjuntamente las series tomando como base el MCS 2016, que se levantará entre agosto y noviembre próximo. Eliminar a personas pobres de las estadísticas oficiales, no va a cambiar la realidad; ellas seguirán existiendo.

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