En esta ocasión me quiero referir a Michael Phelps, pero no al nadador, sino al hombre que pudo rectificar el rumbo. Todos sabemos que previo a los Juegos Olímpicos hubo muchas entrevistas en donde habló de lo que le sucedió en su vida. Relatos de una descomposición que lo llevó a alejarse de su familia y a perder el rumbo.

Después de los juegos de Londres en 2012, Phelps bajó del Olimpo y volvió a ser humano, con muchos de los errores que cometemos y de los que es indispensable aprender para seguir adelante en la vida.

Quiero hablar del Phelps que retomó el camino, el que entendió que era importante una rehabilitación en su vida, que era importante luchar con los demonios en su cabeza. Un hombre que ha ganado tanto no podía terminar mal, alejado de todo y de todos, por eso el valor de que haya rectificado y haya recuperado su lugar en el deporte, pero sobre todo entre los suyos.

Estuvo perdido mucho tiempo. No quería ver a nadie ni saber de nada. Se encerró en un mundo en el que sólo existía la apatía y soledad. Vinieron los escándalos y el retiro de lo deportivo. También se alejó de la alberca y parecía que se convertiría en una de esas historias de un ídolo caído.

Sin embargo aceptó que necesitaba ayuda e ingresó a una clínica contra las adicciones. Después de cuatro meses de un entrenamiento diferente (el emocional), además de su gran fortaleza, volvimos a ver a un Phelps triunfador y a un nuevo hombre apegado a su familia, más ahora que es padre del pequeño Boomer.

Hoy ha recuperado el equilibrio y su lugar en la historia deportiva alejado del escándalo. Tiene más clara su prioridad y ésta es su familia, con la que ha vuelto a convivir y estar cerca. Vuelve a disfrutar de las glorias del trabajo en la alberca olímpica de Río. Pero la medalla más importante es la que ha ganado en su vida, al tener la fortaleza de salir adelante de los problemas de actitud que tuvo en el momento más grande de su carrera.

Después de sumar más oros a su trayectoria hacia el Olimpo, demostró este equilibrio y la importancia de su familia al festejar con ellos. Se acercó a la tribuna y les rindió un tributo como aquel que sabe que sin su apoyo no hubiera conseguido regresar.

Cuántas historias como ésta hemos escuchado a lo largo del tiempo. Deportistas exitosos que no saben manejar la fama y la fortuna que los acompaña en sus mejores momentos. Cuántos de estos tienen la fortaleza y la oportunidad de regresar por el buen camino. Cuántos lo han logrado. Michael Phelps lo hizo y por eso, más allá de las 22 medallas de oro o de los récords que ha roto, ya ganó la competencia más importante que le puso el destino, que fue recuperar su vida. Por eso habría que felicitarlo.

Profesor

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