He seguido todo el trabajo hecho por los nadadores con marca B para los Juegos Olímpicos y como lo señalé hace más de dos años, el Comité Olímpico Mexicano hizo una jugada sucia a estos atletas.

Desgraciadamente, ninguna de las autoridades de la SEP o de la Conade hizo algo para evitar este fraude a los nadadores que tenían mejores tiempos que otros que sí irán a Río 2016 con marca B. Todos se quedaron callados.

A través de las redes sociales, me he dado cuenta de algunas voces que se han levantado por parte de aquellos que dicen luchar por el bien de la natación, pero son mensajes sin fuerza, por quedar bien con sus seguidores. He leído una cantidad impresionante de comentarios que aseguran que se ha cometido una injusticia con al menos tres nadadores que tenían marca para estar en los olímpicos: Fernanda González, Esther González y Miguel de Lara.

Los involucrados en la política deportiva también han enviado mensajes en los que lamentan lo sucedido, pero todo se queda en esas redes sociales, como si sólo publicaran esos textos tan cortos para cumplir, pero nunca han señalado directamente ante los medios de comunicación esta arbitrariedad del COM.

Otra cosa que me entristece mucho es que los propios nadadores no señalaron con mayor fuerza lo que sentían cuando pasaban los días y desde el COM hacían como si nada pasara. Fernanda, Esther y Miguel saben bien que los han atracado, pero se han resignado en espera de lograrlo “para la próxima”.

Estamos en el México que calla, de la sumisión, de no querer hablar porque vendrán las represalias y lo comprendo porque para algunos de ellos es apenas el inicio en este camino tan espinoso y buscan cuidar su futuro. Pero lo que es claro es que los mexicanos vivimos con miedo, con miedo de cualquier autoridad. El presidente del COM no tiene la menor idea del daño que le hizo a estos tres nadadores, si no es que a más.

Es una desgracia que las autoridades de la Conade no metieran ni las manos para ayudar a estos muchachos, pero no fue la única autoridad que dejó pasar esto. La Federación Mexicana de Natación no actuó como debía, fue sumisa y no defendió a sus atletas con la fuerza que merecía el caso.

Tristemente me doy cuenta de que en México no tenemos el valor de levantar la mano ante las injusticias y desgraciadamente seguiremos así, porque quienes son responsables de señalar este tipo de cosas, como se debe, son los primeros en callar, como algunos supuestos líderes de opinión, que prefieren asegurar que con mis protestas confundo a la opinión pública antes de investigar a fondo. Porque si lo hubieran hecho, sabrían que efectivamente había oportunidad para algunos nadadores con marca B.

En este duro golpe a la natación de nuestro país, mucha gente se expresó en redes sociales, pero no fueron más allá. Unas cuantas palabras en el enorme mundo de estas redes no es suficiente y debieron hacerse escuchar en otros foros, en los medios de comunicación, ante la sociedad.

Desde mi trinchera como educador y persona dedicada a la enseñanza a nadar y la creación de equipos representativos siempre señalaré este tipo de arbitrariedades y a quienes las cometen, como el señor Padilla, quien al no saber de deporte dejó sin oportunidad a aquellos nadadores con marca B. Este señor no tiene nada que hacer en el deporte mexicano porque no ha trabajado en beneficio de todos los atletas de nuestro país, lo que esperemos cambie para el siguiente ciclo olímpico, ya que para éste se ha cometido una gran injusticia.

Profesor

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