El pasado 25 de noviembre murió en La Habana, Cuba, el máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. El dictador gobernó la isla de 1959 a 2008 cuando cedió el poder a su hermano Raúl, pero siguió siendo el poder tras el trono, aún con su avanzada edad y delicada salud.

Fidel había liderado la Revolución Cubana contra el dictador golpista Fulgencio Batista en la década de los 50. El dictador Batista gobernó soló siete años. Fidel Castro implanto una dictadura de izquierda, comunista, por más de 50 años. Este es el error de los dictadores: no saber cuándo y cómo soltar el poder.

Hoy Cuba enfrenta un gran reto sobre su futuro: ¿Se mantendrá como un Estado cerrado que niega las libertades y derechos humanos, o empezará un proceso de transición que amplíe las libertades en lo económico, político y social? ¿Seguirá Cuba el modelo propio de un comunismo fracasado que ya no existe en el resto del mundo, o adoptará el modelo de China de ampliar las libertades económicas restringiendo las libertades políticas? ¿O imitará a México, donde se vive una simulación permanente de “libertades administradas” por un régimen corrupto y corruptor que se niega a perder privilegios, pero que ha tenido que compartirlos con el resto de la clase política, generando un país con una gran desigualdad?

¿Se atreverá Cuba a seguir la tesis que plantea el economista Amartya Sen, premio nobel de 1998? Sen nos dice que el desarrollo es la ampliación de las libertades, y la ampliación de las libertades es a su vez el mejor medio para lograr el desarrollo, es decir, la ampliación de las libertades es medio y fin a la par.

De optar por la idea de Amartya Sen, Cuba tendría que empezar por ir paulatinamente eliminando las barreras y obstáculos al ejercicio de las libertades. Creo que deberá empezar por abrir las fronteras y ampliar las libertades económicas; esto empezaría por crear infraestructura, el país isleño padece un rezago enorme en esa materia tal como electricidad, agua potable, alcantarillado, carreteras, puertos, infraestructura turística.

Igual tendrían los cubanos que iniciar un proyecto educativo para educar en la libertad y para la libertad con responsabilidad, para que en un lapso de tiempo razonable pudieran abrirse las libertades políticas plenamente.

Ese modelo educativo debería manejar también proyectos emprendedores desde la primaria donde se le enseñara a los cubanos que ellos pueden aspirar mínimo al autoempleo y en el mejor de los escenarios convertirse en empleadores.

Desde la llegada de Raúl Castro al poder en 2008, Cuba se ha ido abriendo cada vez más al turismo y a la inversión extranjera, así como a ciertas inversiones de infraestructura. Vemos que España y Canadá son dos países que han aprovechado está incipiente apertura económica.

También se ha iniciado un programa que permite a los cubanos empezar a tener su propio changarro pagando impuestos como porcentaje de ingresos. Crear competencia en la oferta de productos y/o servicios permitiría que el pueblo cubano se enseñara a elegir.

Raúl Castro, hermano y sucesor de Fidel, está viejo también, por lo que será urgente establecer un proceso de sucesión planeada que permita ir ampliando las libertades en la isla y que no se corra el riesgo de retrocesos.

La isla caribeña padece severos problemas de corrupción como sucede en todos los regímenes autoritarios, por lo que este será otro reto a vencer para no convertirse en un país como México, donde el gobierno y el narcotráfico todo lo corrompen.

Ian Bremmer en su libro La Curva Jota, nos dice que un país autoritario tiene un determinado nivel de estabilidad, pero cuando se inicia un proceso de transición ampliando las libertades, éste pierde rápidamente estabilidad, hasta llegar a un punto de alta inestabilidad, con el que si se es capaz de construir instituciones sólidas, se torna en un punto de inflexión que permite iniciar una recuperación de la estabilidad y desarrollo mucho mayores que los que se tenían con el autoritarismo.

Como ven, el reto de gobernar respetando la dignidad y las libertades de las personas es un proceso subsidiario que es la antítesis del paternalismo, como lo debemos hacer los padres con nuestros hijos, a quienes debemos educar en la libertad y para la libertad con responsabilidad para que ellos tarde que temprano vuelen por su cuenta.

Todo un reto para Cuba, que en los últimos 60 años tuvo un papá-gobierno controlador y paternalista.

Diputado federal independiente. 
@ClouthierManuel

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