A un año de la elección presidencial de 2018, ¿qué se puede esperar frente a un perfil protofascista del actual gobierno? Tenemos el ejemplo de la guerra sucia y la violencia ejercida en la reciente elección del Estado de México, y ya se vislumbra su continuidad hacia 2018. Por tanto, la sociedad debe estar advertida, resistir y confrontar para superar la dictadura mediática antidemocrática. Vimos una “orquestación” por consigna en medios masivos, comunicadores y comentaristas, para impulsar colectivamente mentiras y difamaciones, atacar personalmente a la candidata que les superó ampliamente; vimos como actuaron ante el rechazo del electorado mexiquense para imponérsele; vimos amenazas y violencia física, con la omisión de las autoridades policiacas y electorales. Continuarán el objetivo inalterable: atacar al Movimiento de Regeneración Nacional, única opción de cambio frente al bloque de intereses y privilegios oligárquicos que consideran amenazados. En primer lugar, este concierto viola el “derecho a la información… garantizado por el Estado… al libre acceso a información plural y oportuna” (artículo 6º constitucional). El gobierno desvía inmensos recursos económicos para la manipulación, como afirma Borja: “medios de comunicación masiva, vinculados a intereses políticos o económicos concretos, entregan a la sociedad información distorsionada, ocultando hechos, forjan otros que no existen, desfigurándolos, disminuyendo o amplificando su importancia, para inducir miedos, emociones, prejuicios, deformando elementos de juicio para sus decisiones políticas” (Diccionario de Política). Así, para este régimen su arma básica contra los que consideran sus enemigos, es la “propaganda negra”, definida desde sus orígenes nazis, y no es exageración afirmarlo, porque de ahí surge este “diseño de información falsa para descalificar, difamar, estigmatizar, falsificar a la persona”; la siguen al “pie de la letra”: eslóganes simplificadores contra sus “enemigos”; desfigurar, a su conveniencia, los hechos; “orquestadamente” repiten temas de ataque. Montan un reality-show, haciendo a un lado los problemas de la gente, sus necesidades socioeconómicas, pobreza, salud, educación.

Pero la hegemonía de los medios masivos convencionales está llegando a su fin. Estos comunicadores y comentaristas orquestados contra intereses populares, serán inevitablemente evaluados por la opinión pública, por sus propios seguidores que les reclaman, como afirma Benoit, “aceptar los métodos inmorales en contra de la ética, explotando el más bajo instinto humano: la perversidad”. La sociedad termina por identificar no solo a estos “personajes” sino a las maquinarias mediáticas, emporios que cada día pierden más credibilidad, reprobados por televidentes, radioescuchas, lectores, impactando sus ratings, que los lleva a crisis financieras; obligándolos a “maquillar” sus formas y contenidos, a desechar otrora “estrellas” por nuevas “figuras”. Pero fracasarán si siguen la misma “estrategia” de engaño y sometimiento de la voluntad popular, la manipulación termina por revertirse.

En el caso del Estado de México, montaron una “campaña negra” contra una candidata a la que no pudieron detener, por la ventaja que logró por su comunicación directa con los mexiquenses, que la identificaron como “suya”. Tuvieron que acudir al fraude directo a través de los organismos electorales, mismos que operaron la falsificación de la elección. La opinión pública, sondeada después de esa elección, ha concluido que estas instituciones electorales no son confiables… triunfo pírrico. Frente a la “guerra sucia” y a la manipulación de la opinión pública, la búsqueda de una relación directa con la ciudadanía, las redes sociales y los foros públicos, son los instrumentos populares que rompen los cercos informativos, como fue el caso del Estado de México, una batalla ejemplar que habrá que continuar.

Senador de la República

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses